El Madrid gan¨® en Villalba, pero volvi¨® a jugar mal
El partido fue todo desperdicio. Habr¨ªa que buscar una papelera enorme donde poder arrojarlo. Un encuentro en el que se pierden un total de 28 balones absurdos no se merece otro destino. El Real Madrid deber¨ªa haber hecho de su triunfo un paseo, pero se obstina en destrozar todo lo que ha sido. S¨®lo un tard¨ªo arrebato de orgullo de Mark Simpson le permiti¨® al conjunto de George Karl desembarazarse del Collado Villalba, un equipo m¨¢s propio de un campeonato escolar que de lo que pretende ser la Liga ACB. Su ¨²nico argumento para moverse por la cancha es la pelea constante.Ni siquiera el car¨¢cter de rivalidad con el que contaba el duelo pudo salvarlo del tedio. Excepto en tres minutos en los que la afici¨®n villalbina decidi¨® incorporarse al partido, apenas se not¨® que se trataba de dos contendientes tan pr¨®ximos. La entrega con la que se emplearon por cada bal¨®n los hombres de Pablo Casado, en especial Valdivieso, fue lo ¨²nico encomiable.
No lo fue el incidente que protagonizaron Imanol Rementer¨ªa y Antonio Mart¨ªn cuando tan s¨®lo se llevaban jugados nueve minutos. El madridista se revolvi¨® violentamente tras una personal del villalbino y a ¨¦ste no se le ocurri¨® otra cosa que zanjar el asunto con un pu?etazo. Jos¨¦ Neira expuls¨® inmediatamente a ambos. Los locales venc¨ªan entonces por seis puntos (16-10), su m¨¢xima renta.
Para completar las contrariedades a las que estaba condenado el choque, tuvo que ser el base Llorente, con tres rebotes ofensivos consecutivos, el que se encargara de girar el rumbo del partido. Los blancos obtuvieron un parcial de 11-0 y aunque no consiguieron descolgarse del rival, al menos, pudieron llevar ya la ?niciativa. Pero daba lo mismo quien fuera por delante. Todos se empe?aban en perder el bal¨®n y resultaba imposible hilvanar tres o cuatro pases seguidos. El Madrid s¨®lo ejerc¨ªa su te¨®rica superioridad bajo los tableros.
Los desprop¨®sitos alcanzaron su m¨¢xima expresi¨®n tras el descanso. La primera parte dej¨® un 30-33 en el marcador, que ocho minutos despu¨¦s reflejaba un 34-37. En ese tiempo, cada conjunto s¨®lo pudo acertar dos veces con el aro contrario.
Mark Simpson, m¨¢ximo encestador del partido, logr¨® en dos minutos distanciar definitivamente al Collado Villalba (de 39-40 a 46-60). Sus diez puntos consecutivos valieron para sumar una victoria tiguera m¨¢s, pero no para borrar la lamentable imagen ofrecida nuevamente por su equipo.
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