La polic¨ªa intercepta 52 kilos de coca¨ªna destinados a clientes de discotecas

Un alijo de 52,4 kilos de coca¨ªna de gran pureza, destinado al consumo de clientes de las discotecas m¨¢s lujosas de Madrid, fue intervenido por agentes del Grupo I del Servicio Central de Estupefacientes y del Grupo XIII de la Brigada Judicial de Madrid, seg¨²n inform¨® ayer la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa. En la operaci¨®n fueron detenidos dos espa?oles, una colombiana y un venezolano.

Las investigaciones se iniciaron hace varios meses, cuando los agentes empezaron a sospechar que la colombiana Carmi?a Rosa Cruz Miram¨®n, de 35 a?os, hac¨ªa labores de intermediaria en operaciones de venta de coca¨ªna "aprovechando que era muy conocida en ciertos ambientes de la noche madrile?a". Seg¨²n la polic¨ªa, Carmi?a "usaba como tapadera su trabajo ocasional como corresponsal de una revista de modas colombiana", motivo por el que sol¨ªa acudir a desfiles de alta costura y otros actos sociales.La sospechosa entr¨® posteriormente en contacto con Jos¨¦ Ra¨²l Zambrano Manchego, de 46 a?os, de nacionalidad venezolana. Los inspectores encargados del caso presumieron que ambos estaban planeando alguna operaci¨®n delictiva. La colombiana y el venezolano fueron sometidos desde ese momento a vigilancia.

Cruz y Zambrano hicieron contactos con clientes asiduos de las discotecas Oh! Madrid, Archy, Pach¨¢ y otras de alto nivel, lo que indujo a pensar a los polic¨ªas que ambos estaban buscando personas interesadas en adquirir coca¨ªna. "No es que pretendieran vender la droga para ser consumida en esos establecimientos, sino entre la gente que los frecuenta", explic¨® ayer uno de los responsables de las pesquisas.

El pasado fin de semana, los agentes antidroga detuvieron a Carmi?a Rosa Cruz en su piso del n¨²mero 39 de la calle de Ponzano, en el centro de Madrid, minutos antes de hacer lo mismo con Zambrano, el cual fue arrestado en el portal de la finca. En un Renault 5 alquilado por ¨¦l fueron halladas dos maletas que conten¨ªan numerosos paquetes de coca¨ªna con un peso global de 52,400 kilos.

Clientes asiduos

El espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa H. M., de 32 a?os, que vive en otro piso del mismo bloque de la calle de Ponzano, fue arrestado por funcionarios del Grupo I del Servicio Central de Estupefacientes, que le acusan de ser uno de los presuntos eslabones de la cadena de distribuci¨®n de la mercanc¨ªa. Jos¨¦ Mar¨ªa ha declarado que trabajaba como relaciones p¨²blicas de una afamada discoteca madrile?a frecuentada por yuppies, aunque los investigadores no han podido comprobarlo.La polic¨ªa arrest¨® tambi¨¦n a Jos¨¦ M. S., de 23 a?os, natural de Cercedilla (Madrid), que presuntamente cumpl¨ªa el papel de distribuir la coca¨ªna a peque?a escala. La polic¨ªa cree que Jos¨¦ Ra¨²l Zambrano actuaba como controlador de la droga, que muy posiblemente fue introducida en Espa?a por un correo, oculta en el doble fondo de uno o varios equipajes.

Zambrano, que lleg¨® a Espa?a en compa?¨ªa de otra persona que regres¨® a Am¨¦rica la pasada semana, sol¨ªa moverse por Madrid en taxis. Resid¨ªa en hoteles de cuatro estrellas y almorzaba en restaurantes de lujo. Generalmente pagaba las facturas utilizando tarjetas de cr¨¦dito expedidas por bancos internacionales lo que posiblemente explica que los polic¨ªas no le encontraran grandes sumas de dinero cuando le detuvieron.

Redadas policiales

No es la primera vez que la polic¨ªa act¨²a contra los grupos que venden coca¨ªna en las discotecas de alto nivel. Ya en diciembre de 1989 fueron arrestadas seis personas, entre ellas un pinchadiscos y dos hijas de un diplom¨¢tico guineano, acusadas de dedicarse al trapicheo de coca¨ªna entre los clientes de este tipo de locales. En la operaci¨®n, en la que participaron m¨¢s de 30 agentes, fue decomisado un cuarto de kilo de droga.Por otra parte, la discoteca Archy, situada en la calle del Marqu¨¦s de Riscal, fue clausurada temporalmente en septiembre del a?o pasado por orden de la entonces delegada del Gobierno en Madrid, Ana Tutor, a la vista de un informe policial donde se aseguraba que el tr¨¢fico y consumo de drogas se desarrollaba en el interior del establecimiento "sin oposici¨®n alguna de la empresa". Despu¨¦s de tres meses de clausura, Archy reabri¨® sus puertas, tras comprometerse a colocar a dos vigilantes jurados para impedir que los clientes inhalaran coca¨ªna en los lavabos.