"Dej¨¦ Hait¨ª a causa de las balas perdidas"
La base norteamericana de Guant¨¢namo, en Cuba, acoge a los que huyen de la muerte
No salieron en busca de un trabajo o huyendo de la represi¨®n. Simplemente ten¨ªan miedo a la muerte. Los boat people haitianos que llegaron a la base norteamericana de Guant¨¢namo (en la isla de Cuba) cuentan todos la misma historia. "Dej¨¦ mi pa¨ªs a causa de las balas perdidas", dice Henri Milot, un pescador de 36 a?os. "Estaban derribando casas, incendi¨¢ndolas, y algunos de mis familiares murieron bajo el fuego de artiller¨ªa". Milot dice que si le mandan de vuelta a Hait¨ª "intentar¨¦ otra vez" llegar a Florida.
Mientras los periodistas que visitan la base norteamericana de Guant¨¢namo pueden por primera vez hablar con algunos de los m¨¢s de 5.000 refugiados que huyeron de Hait¨ª desde el 30 de septiembre, los soldados est¨¢n instalando tiendas en un campo de refugiados, que puede albergar hasta 10. 000 b¨®at people.Los oficiales prev¨¦n que seguir¨¢ el flujo de los haitianos que dejaron su pa¨ªs despu¨¦s del golpe que derrib¨® al presidente Jean Bertrand Aristide, y que llegan ahora a un ritmo de varios centenares al d¨ªa. El general George Walls, quien dirige la fuerza conjunta que tiene por misi¨®n ocuparse de ellos, afirm¨® el mi¨¦rcoles que ha sido encargado de prepararse para acoger "el m¨¢ximo n¨²mero posible" de refugiados en Guant¨¢namo. Walls no quiso precisar cu¨¢ntas personas puede significar eso.
Un juez federal en Miami impidi¨® que el Gobierno mande de vuelta a los refugiados a Hait¨ª, y la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) resolvi¨® el mi¨¦rcoles mantener el embargo econ¨®mico, que est¨¢ estrangulando a la isla. Estas dos decisiones pueden hacer crecer el ¨¦xodo.
Las historias de los boat people no son m¨¢s que variaciones en torno a un mismo tema: la huida de la violencia y el deseo de ir a EE UU, y si no a este pa¨ªs, a cualquier lugar que no sea Hait¨ª. "Me despert¨¦ por la ma?ana y vi gente muriendo en la calle por las heridas de los disparos", dice Louner Dorce, 35 a?os, quien explica en un ingl¨¦s regular que fue int¨¦rprete para turistas en Puerto Pr¨ªncipe. Cuando se le pregunta qui¨¦n estaba cometiendo las matanzas, contesta dos veces que no lo sabe. Cuando se le formula la pregunta por tercera vez, dice: "La gente con fusil, la polic¨ªa".
Un grupo de mujeres est¨¢ de Die frente a las barracas detr¨¢s del alambre de espino qu¨¦separa a los refugiados de ambos sexos. Las mujeres dicen que los militares en Hait¨ª no limitan sus brutalidades a los barrios conocidos como baluartes de Aristide. "Usted no necesita llevar un documento de identidad que diga que est¨¢ a favor de Aristide", dice Marie-Jos¨¦e Louis, de 22 a?os, quien tuvo que dejar en CapHaitien a su hija de un a?o cuando zarp¨® en un barco desvencijado hace tres semanas. "Disparan al azar", a?ade.
Barcos sobrecargados
Todos los entrevistados proclaman su agradecimiento a la guardia costera [norteamericana] por haberles salvado de sus barcos sobrecargados, que hac¨ªan agua. Varios de ellos dicen, aparentemente sin preocuparse o enfadarse por ello, que la guardia costera destruy¨®, sus barcos despu¨¦s de haberlos interceptado."Nos sentimos felices", afirma Marie-Jos¨¦e, "cuando el barco fue sacado del agua, ya que el mar estaba muy agitado. Sab¨ªamos que est¨¢bamos en una situaci¨®n dificil". Dice que estuvo una semana en el guardacostas, y que se encuentra en la base hace 15 d¨ªas. Aunque las condiciones en la base no son tan malas como en el guardacostas, "aqu¨ª nos sentimos como en la c¨¢rcel", asegura al se?alar el alambre de espino. El general Walls reconoce que el alambre puede dar la impresi¨®n de un campo de prisioneros de guerra, "pero no tengo m¨¢s que alambre de espino", dice a los periodistas.
A pesar del hacinamiento y del calor insoportable, los refugiados empezaron a cantar cuando vieron a los periodistas que se acercaban. Era un canto religioso haitiano y dec¨ªa: "Gracias a Dios, por fin lleg¨® el momento".
The Washington Post / EL PA?S.
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