De un gueto a otro
"Queremos m¨¢s granjas". Las madres desesperadas que salen a la calle a pedir centros de tratamiento para sus hijos drogadictos tienen debilidad por las granjas. No son precisamente instalaciones agropecuarias con fines mercantiles. Las granjas que piden a gritos estas mujeres,son lugares donde lo que menos importa es la productividad de las gallinas ponedoras.
Estas granjas tienen un nombre t¨¦cnico: comunidades terape¨²ticas. Son centros residenciales en los que un grupo de profesionales supervisan la desintoxicaci¨®n y deshabituaci¨®n de un n¨²mero limitado de toxic¨®manos.Comunidades terape¨²ticas
Las comunidades terape¨²ticas son los recursos preferidos por los familiares de los afectaddos, que ven en esta forma de tratamiento -aislamiento del afectado de lo queconsideran c¨ªrculo vicioso amigos-barrio-droga, e imposibilidad virtual de conseguir dosis- un m¨¦todo eficaz para recuperar a los suyos.
El a?o pasado, de los 25.000 toxic¨®manos que comenzaron tratamiento, 2.600, alrededor del 11%, lo hicieron en comunidades terape¨²ticas.
Sin embargo, el director general de laDelegaci¨®n del Gobiemo para el Plan Nacional de Drogas, Santiago de Torres, desconfia de la eficacia indiscriminada de este tipo de centro. En su opini¨®n, como experto, s¨®lo sirve para un perfil deterininado de toxic¨®mano y durante un per¨ªodo muy limitado de tiempo.
"Si no se hace as¨ª" dice el director general, "estas comunidades terape¨²ticas pueden convertiren una forma de vida alternativa, en una comuna, incluso en una secta, m¨¢s que en un tratamiento.
Tarde o temprano, el toxic¨®mano tiene que volver a su entorno y convivir con la tentaci¨®n. El drogadicto debe vivir en su barrio, con las gentes de siempre. No podemos crear ciudades ni guetos libres de droga" concluye Santiago de Torres.
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