El ¨²ltimo tranv¨ªa de Schumacher
El Bayern permite que el pol¨¦mico portero vuelva a jugar, a sus 37 a?os, en Alemania
El ex seleccionador ingl¨¦s Bobby Robson cuenta c¨®mo una vez, mientras entrenaba al Ipswich Town, anunci¨® a sus directivos: "Se?ores, no me he vuelto loco ni he bebido demasiado. Pero acabo de fichar a un portero de 39 a?os que cojea". Patrick Cobbold, cervecero, bon viveur y, en los ratos que le permit¨ªan estas dos pasiones, presidente del club, le respondi¨® con solemnidad: "Me parece id¨®neo para un equipo como el nuestro". Id¨¦nticas palabras podr¨ªa pronunciar Fritz Scherer, el del Bayem M¨²nich, tras la contrataci¨®n de Harald, Toni, Schumacher.
El ex portero internacional cumpli¨® los 37 a?os el pasado 6 de marzo. Estaba jubilado. Tiene una rodilla que se llena de l¨ªquido y unos dedos que ya padecen los principios de una artritis propia de su profesi¨®n. Tras su deb¨² en el Bayern, le dol¨ªa todo, pero estaba feliz. Tambi¨¦n, a ra¨ªz de aquel 3-0 sobre el Borussia M?nchengladbach, lo estaban sus compa?eros, t¨¦cnicos, directivos y aficionados. "Pero, si hubiese encajado una goleada", confes¨®, "me habr¨ªa ido del campo".La crisis del Bayern hab¨ªa tocado fondos de insospechada profundidad con una posici¨®n figuera a dos puntos del colista y una goleada europea a cargo del desconocido B 1903, dan¨¦s. La receta tradicional de cambiar al t¨¦cnico, Jupp Heynckes por Soren Lerby, no hab¨ªa funcionado y la b¨²squeda de reactivos tuvo que emprender otros caminos. Primero llegaron viejas glorias del club b¨¢varo, Franz Beckenbauer y Karl Heinz Rummenigge, para colocarse la etiqueta de vicepresidentes. Ellos exigieron la reaparici¨®n inmediata de Schumacher, fichado por seis meses para paliar las ausencias por lesi¨®n de los porteros, y las voces del p¨²blico coreando el nombre de Toni durante todo el partido destrozaron la confianza del anterior inquilino, Gerald Hillringhaus.
Para los flamantes vicepresidentes, se trataba de un hombre de gran influencia sobre el equipo, de mucha fuerza moral, de buena imagen y un comportamiento aut¨¦nticamente profesional. Como en el caso del tenista norteamericano Jimmy Connors, la vejez parece haber santificado a uno de los personajes m¨¢s pol¨¦micos de la Bundesliga.
Si ahora el p¨²blico y los medios de comunicaci¨®n le adoran, no ha sido siempre as¨ª. Cuando, hace pocos meses jug¨® su homenaje defendiendo los colores del Fenerbahce, turco, frente al Atl¨¦tico de Madrid de su gran amigo Bernd Schuster, Schumacher ingres¨® unos 55 millones de pesetas a pesar de la falta de luz, que trunc¨® el partido a los 55 minutos, y los don¨® a los ni?os desprotegidos. Una voz c¨ªnica, sin embargo, coment¨® p¨²blicamente que Schumacher pod¨ªa donar todo el dinero que posee, pero que ello no le servir¨ªa para borrar la violenta entrada al franc¨¦s Patrick Battiston durante las semifinales del Campeonato del Mundo de Espa?a 82 y que le conden¨® a seis meses de apoyo ortop¨¦dico para sus v¨¦rtebras cervicales da?adas. La Prensa francesa incluso pidi¨® una pena de muerte internacional para el portero que hab¨ªa representado a su pa¨ªs en 60 ocasiones.
A¨²n peor le aguardaba al hombre que conduc¨ªa su vida por la v¨ªa directa. La publicaci¨®n de un libro en el que denunciaba a sus compa?eros de profesi¨®n por dopaje puso punto final a tres lustros de permanencia en la porter¨ªa del Colonia y le indujo a un exilio dorado en el Fenerbahce a cambio de 60 millones de pesetas.
La reparaci¨®n
All¨ª, en Estambul, Schumacher inici¨® la reparaci¨®n de su imagen deslustrada, aunque segu¨ªa casado con la pol¨¦mica. El club le impuso una multa de dos millones de libras turcas en 1990 por criticar a la directiva. Su crimen hab¨ªa sido denunciar la pol¨ªtica del club al adelantar, en pleno campeonato, la inminente destituci¨®n del t¨¦cnico yugoslavo Todor Veselinovic y siete miembros de la plantilla. Schumacher, cambiado de solitario a solidario, anunci¨® que hab¨ªa afectado negativamente a las actuaciones del equipo.Ahora vuelve como triunfador a la Bundesliga, con su imagen fortalecida por sus declaraciones antidroga y sus actos caritativos. En su casa familiar, cerca de Colonia, donde suele recibir a la familia Schuster, ha dejado temporalmente a su esposa y sus dos hijos para instalarse en el hotel Sheraton, de M¨²nich, y volver a ponerse los guantes. El Bayern cuenta con el nuevo Schumacher que limpia y da m¨¢s brillo.
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