General Motors despedir¨¢ 74.000 trabajadores, el 18% de su plantilla en Estados Unidos y Canad¨¢
El presidente de Estados Unidos, George Bush, reiter¨® ayer que su principal prioridad es "buscar puestos de trabajo para los americanos y restaurar su prosperidad". El deseo del presidente coincide con la resaca socioecon¨®mica que provoc¨® el pasado mi¨¦rcoles el anuncio de la General Motors de que 74.000 de sus 340.000 trabajadores -el 18% de la plantilla- ser¨¢n despedidos en los pr¨®ximos cuatro a?os.
Bush, consciente de que la competencia japonesa.y europea es uno de los detonantes de la crisis de GM, tambi¨¦n pidi¨® a Jap¨®n y a sus aliados que Ias compa?¨ªas americanas disfruten en el exterior de las mismas oportunidades que las extranjeras en Estados Unidos"."Estados Unidos es el mercado abierto m¨¢s grande del mundo, y esa circunstancia ha sido buena para los americanos, pero nuestros amigos y aliados deber¨ªan compartir la responsabilidad de crear un mercado comercial abierto", dijo el presidente. Bush pronunci¨® estas palabras en una clara alusi¨®n al proteccionismo japon¨¦s y a la disparidad en el balance comercial entre los dos pa¨ªses. El l¨ªder norteamericano lanz¨® este mensaje econ¨®mico-comercial s¨®lo horas despu¨¦s de que la GM anunciara que la reducci¨®n del 18% de su plantilla en Norteamerica se debe a dos razones: la competencia japonesa y la recesi¨®n.
La acci¨®n de la GNI ha sido interpretada como uno de los m¨¢s claros reflejos de la delicada situaci¨®n econ¨®mica por la que atraviesa este pa¨ªs y como una luz roja que anuncia abiertamente una profunda crisis que muchos vienen vaticinando desde hace tiempo.
La frase hist¨®rica de Charles Wilson, el ex presidente de la GM -"lo que es bueno para la General Motors es bueno para Estados Unidos, y lo que es bueno para Estados Unidos es bueno para la General Motors"- no se ha cumplido en esta ocaci¨®n. La GM va mal porque EE UU va mal, pero las medidas que va a doptar la GM para mejorar su situaci¨®n financiera, perjudican claramente a la pol¨ªtica econ¨®mica de la Administraci¨®n, volcada en la busqueda obsesiva de nuevos puestos de trabajo.
Robert Stempel, el actual presidente de la compa?ia, fue claro cuando declar¨® en Detroit (Michigan) que el despido de 74.000 empleados -el 18% de la plantilla en Estados Unidos y Canad¨¢- es la ¨²nica forma de competir con los fabricantes de autos japoneses y de detener el galopante d¨¦ficit de la compa?¨ªa.
La reestructuraci¨®n de personal se desarrollar¨¢ a lo largo de los pr¨®ximos cuatro a?os y afectar¨¢ primordialmente a los empleados de las plantas de montaje y en especial a los trabajadores con edades cercanas a la jubilaci¨®n.
GM ha justificado su medida con n¨²meros. Durante los primeros nueve meses de 1991 la compa?¨ªa registr¨® unas p¨¦rdidas de 2.200 millones de d¨®lares. La cantidad no es nada comparada con las p¨¦rdidas que se prev¨¦n al cierre de este mes, y que sit¨²an los n¨²meros rojos del a?o en los 7.000 millones de d¨®lares.
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