L¨ªo de faldas
De vez en cuando incluso los diarios m¨¢s serios se ven en la necesidad informativa de airear alg¨²n l¨ªo de faldas. Este tipo de l¨ªos nunca son gratuitos ni su divulgaci¨®n pretende llenar las p¨¢ginas rosas sino las amarillas. Lo malo de los l¨ªos es que siempre suenan como el redoble de tambores previo al salto mortal. De pronto aparecen cartas, voces, fotograf¨ªas, restos de historia naufragada y todo se derrumba. A veces creemos que nuestra vida es firme como la geolog¨ªa y de pronto la intu¨ªmos desgranada como una escultura de arena. En realidad los l¨ªos llegan muchos a?os despu¨¦s que las faldas y muy pocos d¨ªas antes que los grandes proyectos. De esto puede dar fe Gary Hart, aquel candidato dem¨®crata a la presidencia de Estados Unidos al que se le atraves¨® una bella modelo en plena urna. O Gerard Depardieu, que ya estaba acariciando el Oscar de la madurez cuando le recordaron l¨²bricas caricias de juventud. O aquel aprendiz de banquero qu¨¦ en Madrid luc¨ªa su gabardina blindada mientras otros descubr¨ªan la suavidad de sus satenes vieneses. O el procaz juez Thomas, que ya se ve¨ªa supremo y tuvo que contar hasta lo m¨¢s m¨ªnimo.El ¨²ltimo l¨ªo de faldas se lo ha llevado Escriv¨¢ de Balaguer cuando un colega de sotana ha reproducido en la revista Newsweek el comentario exculpatorio que el fundador del Opus Dei le hizo sobre Hitler en el entreacto de un cine. Precisamente ahora, cuando don Josemar¨ªa ya se ve¨ªa montado en una rapid¨ªsima beatificaci¨®n, llega el correveidile de turno a aguarles el incienso a los de la obra. Pero aqu¨ª no va a haber juicio. El reino de la beatificaci¨®n no es de este mundo y por lo visto la prensa es demasiado terrenal para empa?ar el expediente de un futuro santo. Lo importante de los santos es la estampita. Todo lo dem¨¢s son ganas de anteponer el l¨ªo a la hagiograf¨ªa, las faldas al aura.
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