El Gobierno brit¨¢nico privatiza los ferrocarriles y los servicios postales
El Gobierno brit¨¢nico prepara la privatizaci¨®n de British Rail, la empresa p¨²blica de ferrocarriles, y de Royal Mail, la compa?¨ªa de correos. Se trata de las privatizaciones m¨¢s complejas, voluminosas y pol¨¦micas emprendidas en el Reino Unido, especialmente la del ferrocarril, y dentro del Gabinete de John Major hay posiciones enfrentadas sobre la forma de llevarlas a t¨¦rmino.
La privatizaci¨®n de British Rail (BR) est¨¢ mucho m¨¢s avanzada que la de Royal Mail y es mucho m¨¢s pol¨¦mica. El primer ministro, John Major, hasta ahora no ha conseguido poner de acuerdo a sus propios ministros, y altos cargos respecto a c¨®mo llevarla a t¨¦rmino.Las alternativas son tres: privatizar solamente las l¨ªneas Intercity (trenes relativamente veloces entre las principales ciudades) y el transporte de mercanc¨ªas; privatizar BR en conjunto con una oferta masiva de acciones al p¨²blico, de forma similar a la de la telef¨®nica British Telecom, o trocear BR en varias compa?¨ªas regionales y venderlas por separado a distintos consorcios.
La alternativa m¨¢s moderada, que limita la venta a las l¨ªneas Intercity y las de mercanc¨ªas, es defendida por el ministro de Transportes, Malcolm Rifkind, y tiene la ventaja de que podr¨ªa efectuarse sin grandes dificultades, como primer paso de posteriores privatizaciones por tramos. Adicionalmente, el transporte de mercanc¨ªas por ferrocarril ya est¨¢ parcialmente en manos privadas, lo que facilita la localizaci¨®n de posibles compradores de este servicio. Su defecto. es que, seg¨²n un informe de BR, unas 60 estaciones de las l¨ªneas Intercity no son rentables y ser¨ªan probablemente cerradas por una compa?¨ªa privada, lo que causar¨ªa graves problemas pol¨ªticos y sociales en las poblaciones afectada.
La privatizaci¨®n de BR en conjunto es defendida por el presidente de la compa?¨ªa, Bob Reid, y es tambi¨¦n la ¨²nica f¨®rmula que est¨¢ dispuesta a aplicar la oposici¨®n laborista si vence en las pr¨®ximas elecciones. Tiene dos defectos: no rompe el monopolio, que simplemente pasar¨ªa a ser privado, y ser¨ªa dif¨ªcil de poner en pr¨¢ctica en plena recesi¨®n, con un mercado poco interesado en absorber una privatizaci¨®n gigantesca.
La tercera opci¨®n, la de romper BR, y crear distintas compa?¨ªas regionales, ha sido planteada por Sarah Hogg, directora del equipo pol¨ªtico que rodea a John Major en el 10 de Downing Street. Esta opci¨®n tiene dos puntos d¨¦biles: supone, de hecho, la creaci¨®n de una serie de monopolios regionales; adem¨¢s, algunas de estas empresas regionales no ofrecen apenas atractivo econ¨®mico, por lo que dif¨ªcilmente podr¨ªan ser vendidas a inversores privados sin fuertes incentivos y promesas de subsidios estatales.
Variante radical
Una variante radical de esta opci¨®n, recientemente presentada por el thatcherista ministro de Industria, Peter Lilley, defiende que la distribuci¨®n de las l¨ªneas deber¨ªa corresponder a un consorcio privado, y no al Gobierno, para que las leyes del mercado funcionaran sin ninguna Interferencia.
Todo el plan de privatizaci¨®n de BR tiene un problema global: el mal estado de la v¨ªa f¨¦rrea y la antig¨¹edad de las m¨¢quinas de tracci¨®n y los convoyes, que requieren enormes inversiones durante la pr¨®xima d¨¦cada. Aunque tiene la ventaja de llegar pr¨¢cticamente a cada poblaci¨®n del pa¨ªs, el servicio ferroviario brit¨¢nico es, en conjunto, muy inferior en calidad y puntualidad al franc¨¦s o el alem¨¢n, e incluso podr¨ªa quedar malparado compar¨¢ndolo con el espa?ol.
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