La tapia, la bomba y la danza de Shiva
Las obras mat¨¦ricas de Antoni T¨¢pies que podr¨¢n verse desde el jueves en la fundaci¨®n barcelonesa que lleva su nombre son las piezas m¨¢s significativas de un periodo en que el artista emprendi¨® una aventura de exploraci¨®n e innovaci¨®n que es un hito en el arte occidental de posguerra. El hallazgo que representaron los muros mat¨¦ricos de T¨¢pies en los cincuenta y la revelaci¨®n que supusieron para artistas de todos los pa¨ªses surgieron de una acumulaci¨®n de circunstancias e influencias que conforman la singularidad de T¨¢pies.La operaci¨®n de alquimia que el artista realiz¨® en ese estallido creador no fue s¨®lo la de conferir vida, significados y trascendencia a los materiales en apariencia m¨¢s triviales. T¨¢pies llev¨® a cabo un salto en el vac¨ªo y en la oscuridad, durante el cual transmut¨® y se apropi¨® (o se liber¨®) de sus influjos pict¨®ricos y culturales, capt¨® y plasm¨® el esp¨ªritu del tiempo en que viv¨ªa y, simult¨¢neamente, explor¨® en su interior, en el sentimiento m¨ªstico siempre presente en su obra.
Terror y esperanza
El contexto en el que T¨¢pies dio ese salto era el de un planeta y un pa¨ªs en posguerras y revisi¨®n de esquemas, un mundo en el que el terror ante el arma nuclear se superpon¨ªa a las esperanzas de emancipaci¨®n, en el que la ciencia adquir¨ªa un lenguaje cada vez m¨¢s cercano al d¨¦ la metaf¨ªsica para formular sus descubrimientos sobre el universo.
La materia y las inc¨®gnitas sobre su composici¨®n, el materialismo filos¨®fico en sus distintas variantes o la mera materialidad de la condici¨®n humana ten¨ªan extrema inmediatez y actualidad, y sus facetas m¨¢s angustiosas no pod¨ªan soslayarse en un pa¨ªs que a¨²n ten¨ªa cerca la crueldad de la guerra civil y se hallaba atenazado por una dictadura enemiga de todo cuanto arte e innovaci¨®n representan.
Y T¨¢pies se encontr¨® frente al muro, pero lo perfor¨® hasta hacer visibles las rendijas de esperanza; utiliz¨® la luz de Joan Mir¨®, la intensidad de Max Ernst y el caudal pl¨¢stico y po¨¦tico de Paul Klee (como tambi¨¦n las reverberaciones de Vel¨¢zquez y Zurbar¨¢n, de los muralistas rom¨¢nicos y de los cal¨ªgrafos japoneses), y los transmut¨® en un lenguaje nuevo y personal que hasta hoy no ha hecho m¨¢s que enriquecerse en una obra que sorprende tanto por la fuerza de sus elementos como por la magnitud y fecundidad de su conjunto. Los muros, las tapias de T¨¢pies, contienen gritos de subversi¨®n y gemidos de angustia por la represi¨®n cotidiana o el terror nuclear, pero tambi¨¦n ¨¦xtasis m¨ªsticos, escaleras que elevan a nuevos estados de conciencia y ecos de la danza de Shiva, la diosa india que, con sus movimientos, crea, destruye y recrea el universo, la materia.
Babelia
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