El CIS reduce los plazos de difusi¨®n de datos para facilitar el acceso p¨²blico
El Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) ha reducido de seis a tres meses, como m¨¢ximo, el tiempo para hacer p¨²blico su banco de datos y, paralelamente, ha crecido en un 300% su demanda desde instituciones p¨²blicas, privadas y personas individuales. Este cambio en el funcionamientodel organismo suministrador de datos para el Gobierno aparece ligado al nombramiento de Joaqu¨ªn Arango como presidente del CIS en julio de 1991 en sustituci¨®n de Luis Rodr¨ªguez Z¨²?iga, fallecido recientemente, y coincide con el paso de la vicepresidencia del Ejecutivo de Alfonso Guerra a Narc¨ªs Serra.
El CIS, como organismo suministrador de datos al Gobierno, ha estado rodeado de un gran secreto. Las encuestas sobre las preferencias de voto de los ciudadanos o sobre el grado de aceptaci¨®n de los ministros era utilizada por el ex vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, como una manifestaci¨®n de su podet. "T¨² vas mal por ese camino", sol¨ªa comentar Guerra a algunos ministros, conocedores de que era depositario de las verdades que manifestaba el CIS.Hasta noviembre de 1990, los ciudadanos -con la excepci¨®n de los investigadores- ten¨ªan restringido el acceso a este organismo, lo que incrementaba a¨²n m¨¢s su leyenda de secretismo. Sin embargo, en la Ley de Presupuestos Generales de 1990 se concede el libre acceso de los ciudadanos al banco de datos del CIS y deja de ser una direcci¨®n general para constituirse como organismo aut¨®nomo. Pero no por ley, sino por costumbre, se mantiene un plazo de seis meses para hacer p¨²blico el banco de datos.
Un paso m¨¢s
Joaqu¨ªn Arango, nombrado presidente del CIS en julio de 1991, ha decidido dar un paso m¨¢s en la ruptura del hernietismo de este organismo, al reducir el plazo de publicaci¨®n de datos de seis a tres meses como m¨¢ximo. Su nombramiento tuvo una considerable carga pol¨ªtica. Alfonso Guerra coment¨® en sus c¨ªrculos pr¨®ximos que el nombramiento de Arango como presidente del CIS era la confirmaci¨®n de su p¨¦rdida de poder desde que dej¨® la vicepresidencia.
Paralelamente, se produjo una pugna entre el vicepresidente del Gobierno, Narc¨ªs Serra, y el ministro para las Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero. La tradicional actitud de la vicepresidencia del Gobierno de realizar "cambios sin que se note" consigui¨® silenciar el conflicto. Zapatero pretendi¨® nombrar presidente del CIS al subdirector Juan Salcedo. Narc¨ªs Serra impuso a Joaqu¨ªn Arango, que ven¨ªa avalado por el ex ministro de Educaci¨®n Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall -al que se sit¨²a en el llamado clan de Chamart¨ªn- del que fue subsecretario.
El conflicto tambi¨¦n se extendi¨® al control del CIS. Zapatero pretendi¨® ser responsable del organismo aut¨®nomo y Serra, aunque cedi¨® en que el organismo aut¨®nomo siguiera adscrito al Ministerio de Relaciones con las Cortes en el organigrama, no lo hizo en el control. Actualmente, el presidente del CIS despacha tanto con Zapatero como con Serra, que es quien tiene la ¨²ltima palabra. El presidente del CIS env¨ªa al vicepresidente del Gobierno, Narc¨ªs Serra, sus planes de actuaci¨®n y mantiene relaciones distendidas con Zapatero.
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