EL OMBUDSMAN Historia
Pedro Goyanes es un licenciado en historia que dedica una parte de su tiempo a impartir clases -gratuitas- a adultos. En muchas ocasiones se sirve de las p¨¢ginas de EL PA?S para sus explicaciones. El pasado d¨ªa 22, en el suplemento Educaci¨®n hall¨® un reportaje cuyos titulares anunciaban un tema que consider¨® de gran inter¨¦s tratar con sus alumnos: Una historia mal contada. La comunidad sefard¨ª reclama una revisi¨®n de los libros de texto espa?oles.Goyanes advirti¨® que a la autora del trabajo, Alicia Mederos, se le hab¨ªan escapado dos manifiestos gazapos hist¨®ricos: narraba que el a?o 1492 es una "fecha con la que suele concluir [en los libros de texto escolares] la lecci¨®n del barroco", y que Maim¨®nides fue un escritor y matem¨¢tico cordob¨¦s del siglo XVII.
No es as¨ª la historia: el barroco se desarroll¨® en Europa y Latinoam¨¦rica desde finales del siglo XVI hasta mediados del XVIII; el famoso escritor Malm¨®nides, que fue una lumbrera de la filosof¨ªa, la teolog¨ªa y la medicina de su tiempo, naci¨® en 1135 y muri¨® en 1204 (siglos XII-XIII). En resumidas cuentas, dice Goyanes, el reportaje es, en estos dos importantes puntos, fiel a su titular: Una historia mal contada.
Mederos explica que vincul¨® err¨®neamente la expulsi¨®n de los jud¨ªos de Espa?a al final del barroco, "cuando esa fecha supone el fin de la etapa g¨®tica". En cuanto al tiempo en que vivi¨® el sabio Maim¨®nides, la confusi¨®n se produjo "al pretender aunar en el menor espacio posible lo que son influencias literarias procedentes de ¨¦pocas anteriores con los escritores propiamente del barroco
Otra ser¨ªa la historia si las fechas dadas por Alicia Mederos hubieran sido las reales.
'Evasi¨®n de tildes'
En la secci¨®n Cartas al Director (18 de enero) Fernando Sotodosa Ramos se quejaba desde Avil¨¦s (Asturias) de que EL PA?S public¨® un An¨¢lisis de Eduardo Haro TecgIen (Rusia, Tercer Mundo, 29 de diciembre) sin tildes de acentuaci¨®n en casi todas las palabras que lo exig¨ªan, seg¨²n la ortograf¨ªa castellana. Ahora desde Madrid, Alfonso Lafora Garc¨ªa replica a Sotodosa: en el mencionado art¨ªculo, las palabras que lo demandaban ten¨ªan sus acentos ortogr¨¢ficos correspondientes. Otros lectores, que escriben de fuera de Madrid, se han quejado de lo mismo que se quej¨® Sotodosa. Todos los comunicantes llevan raz¨®n.
?Qu¨¦ pas¨®? Pas¨® que en las primeras ediciones el trabajo de Haro se fue sin corregir. ?Por qu¨¦? El equipo de edici¨®n y cierre M suplemento Domingo, donde se public¨® el art¨ªculo, explica: "Fue un accidente t¨¦cnico, tan ingenuo y simple como inusual. Eduardo Haro env¨ªa sus informaciones a trav¨¦s de su propio ordenador. Pero el sistema inform¨¢tico del peri¨®dico no reconoce la tabla de conversi¨®n de signos acentos, may¨²sculas, etc¨¦tera- del equipo de Haro. Esta deficiencia t¨¦cnica se corrige inmediata y sencillamente seg¨²n el redactor de edici¨®n correspondiente va releyendo en su pantalla la informaci¨®n, que posteriormente, una vez editada y ajustada, se env¨ªa al servicio de correcci¨®n". Evidentemente, en aquella ocasi¨®n no ocurri¨® as¨ª. "Seguramente, debido a las prisas que provoca el plazo l¨ªmite para el cierre del suplemento, un redactor vio en pantalla el an¨¢lisis de Haro ya titulado y ajustado y dio a la tecla de enviar, pensando que estaba editado (esto es, le¨ªdo, titulado y ajustado). Y en la primera edici¨®n apareci¨® sin acentos. El accidente se corrigi¨® inmediatamente, incorpor¨¢ndose la nueva versi¨®n debidamente editada en las sucesivas ediciones del peri¨®dico". Todo esto ocurri¨® seguramente, como dicen los editores de Domingo; pero el hecho de que algunas palabras s¨ª se publicaron con la tilde correspondiente indica que alguien toc¨® el art¨ªculo en pantalla para corregirlo y no lo hizo completamente. En total, de las 50 palabras que deb¨ªan llevar el acento ortogr¨¢fico, s¨®lo 13 aparecieron correctamente. Un r¨¦cord de evasi¨®n de tildes, que as¨ª se titulaba la carta de Sotodosa.
Este tipo de fallo menudea m¨¢s de lo deseado en las p¨¢ginas del peri¨®dico. Muchos lectores se quejan al Ombudsman de las abundantes erratas. Y de lo que ya no son erratas, sino may¨²sculas faltas de ortograf¨ªa. La m¨¢s visible de ¨¦stas figuraba en un anuncio publicado en El Pa¨ªs Semanal del pasado 12 de enero. En ¨¦l se le¨ªa, por cuatro veces, la palabra targeta: la letra g da?aba la vista. El departamento de publicidad argumenta que no fue posible hacer la correcci¨®n: el original, totalmente acabado y listo para su reproducci¨®n, vino del extranjero y lleg¨® justo a tiempo de ser entregado al taller.
El tel¨¦fono directo del Ombudsman es el 304 28 48.
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