"Los siete ricos"
UNA DE las constantes de los comunicados finales de las reuniones del Grupo de los Siete (G-7) suele ser la inconcreci¨®n, cuando no la ambig¨¹edad. En definitiva, son consecuentes con la progresiva mengua del liderazgo estadounidense en el seno de ese foro. Tras la reuni¨®n celebrada el pasado fin de semana en Nueva York, la declaraci¨®n de los m¨¢ximos mandatarios de las siete econom¨ªas industrializadas m¨¢s importantes del mundo (EE UU, Jap¨®n, Alemania, Reino Unido, Canad¨¢, Francia e Italia) se ha limitado a reconocer que la econom¨ªa mundial y, m¨¢s espec¨ªficamente, el Conjunto de los pa¨ªses industrializados registran en el a?o en curso tasas de crecimiento superiores a las del pasado a?o. Una constataci¨®n que, adem¨¢s de su escasa novedad, trata de incorporar buenas dosis de voluntarismo por parte de las autoridades estadounidenses, empe?adas en que las dem¨¢s contribuyan al arrastre recuperador de la econom¨ªa americana en pleno proceso preelectoral.El compromiso que Estados Unidos ha tratado de obtener de sus poderosos socios en torno a la aplicaci¨®n de pol¨ªticas decididamente expansivas ha encontrado, como es l¨®gico, la principal contestaci¨®n en los representantes alemanes, coherentes con sus distintas prioridades. La contenci¨®n de la inflaci¨®n en la que est¨¢n empe?adas las autoridades alemanas, aun a costa de un menor ritmo de crecimiento, obliga a mantener unos tipos de inter¨¦s relativamente elevados, que a su vez condicionan las posibilidades de descenso en los restantes pa¨ªses europeos. Una situaci¨®n bien distinta a la de la econom¨ªa americana, cuya aton¨ªa en el consumo e inversi¨®n privados sigue mostr¨¢ndose insensible a las reducciones en los tipos de inter¨¦s m¨¢s pronunciadas de la historia reciente y obligar¨¢, previsiblemente, a que el presidente Bush anuncie reducciones impositivas de importancia. La gran diferencia en la remuneraci¨®n de los activos financieros entre Estados Unidos y Alemania, en magnitudes desconocidas, es la m¨¢s elocuente expresi¨®n de esas divergencias de comportamiento de ambas econom¨ªas y de las correspondientes terapias instrumentadas para satisfacer los divergentes objetivos.
La firmeza mostrada por los alemanes no permite anticipar cambios inmediatos en la direcci¨®n de su pol¨ªtica econ¨®mica y s¨ª puede, por el contrario, ser expresiva de la nueva distribuci¨®n del liderazgo de la econom¨ªa mundial. Las debilidades cr¨®nicas de la econom¨ªa estadounidense, sus frecuentes tentaciones proteccionistas, su dependencia en suma, ponen de manifiesto la gran distancia que existe entre su hegemon¨ªa militar y un potencial econ¨®mico cada vez m¨¢s cuestionado. En ese contexto, su capacidad de interlocuci¨®n en el seno del G-7, su autoridad para orientar cualquier estrategia de cooperaci¨®n econ¨®mica vinculante para esas grandes econom¨ªas, se encuentran progresivamente desautorizadas por la dificultad para exhibir una trayectoria y unos resultados rigurosos en la conducci¨®n de su econom¨ªa.
Por lo dem¨¢s, aquellas cuestiones de ¨¢mbito aparentemente m¨¢s gen¨¦rico, como el final de la actual Ronda Uruguay de conversaciones del GATT, el apoyo efectivo a las rep¨²blicas de la extinta URSS o su necesaria incorporaci¨®n al Fondo Monetario Internacional, no han escapado al tradicional tono de hueras consideraciones normativas. Descontada la escasa trascendencia de esa reuni¨®n sobre la inmediata alteraci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas de los Siete, incluso sobre el comportamiento de los tipos de cambio -asunto al que ese grupo debe su principal proyecci¨®n-, la ausencia de decisiones orientadas a la ayuda econ¨®mica expresa y urgente a esas rep¨²blicas no permite sino contemplar con escepticismo lo que pretende presentarse como un paso adelante en la coordinaci¨®n econ¨®mica mundial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.