La polic¨ªa abre a golpes la puerta de Periodismo
Siete golpes de mazo propinados por las fuerzas antidisturbios y un miembro del servicio de seguridad del rectorado sustituyeron ayer al tradicional sistema de la llave para abrir las puertas de la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense. El recinto, cerrado desde primera hora de la ma?ana por miembros del personal laboral, en huelga desde hace siete d¨ªas, fue escenario de una curiosa metamorfosis estudiantil: despu¨¦s de que saltara la cerradura, los alumnos, que hab¨ªan pedido a los trabajadores que les dejaran pasar, optaron por quedarse ante la puerta. "No se puede reventar as¨ª una huelga", dec¨ªan. Los trabajadores aplaudieron a los alumnos y repartieron globos de colores. Los agentes aguantaron con estoicismo. Alguno sonri¨®.
Los estudiantes de Ciencias de la Informaci¨®n que iban llegando a la facultad a partir de las ocho de la ma?ana encontraron las puertas selladas con silicona. Varias decenas de trabajadores de la universidad bloqueaban el paso. Era una nueva acci¨®n de los piquetes del personal laboral (no docente) de la universidad. Este colectivo, integrado por 1.800 personas (cerca del 20% de la plantilla de la Complutense), mantiene una huelga desde hace siete d¨ªas en demanda de un complemento salarial de 25.000 pesetas mensuales pactado con el rectorado en mayo de 1991.Los estudiantes, que est¨¢n en periodo de ex¨¢menes, se arremolinaban a la entrada y ped¨ªan a los trabajadores concentrados que les dejaran pasar. La llegada de tres furgonetas de antidisturbios cambi¨® la situaci¨®n.
La polic¨ªa apart¨® a los alumnos y abri¨® un pasillo entre los manifestantes, que intentaban, a base de meg¨¢fono y sin demasiado ¨¦xito, convencer a los j¨®venes para que se les unieran. "?No os qued¨¦is pasivos!", les gritaban. Y a?ad¨ªan: "?Somos currantes, no maleantes!".
Minutos despu¨¦s, un miembro del servicio de seguridad de la universidad, armado con un mazo, golpe¨® las puertas. La operaci¨®n fue rematada por un agente. Los cristales se resquebrajaron y la cerradura salt¨®. "?Ya pod¨¦is entrar!", gritaron. La negativa estudiantil les dej¨® pasmados: "?Nooo!", respondieron los alumnos. Los manifestantes prorrumpieron en aplausos y repartieron globos de colores. Los agentes aguantaron con gesto estoico. Despu¨¦s de todo, cumpl¨ªan ¨®rdenes.
"No hay derecho a que abran as¨ª y a que les revienten la huelga", dec¨ªa una alumna. Las dos docenas de estudiantes que atravesaron el pasillo fueron abucheados. "?Esos son, los de Abc!", coreaban desde la calle. "Lo que no pueden es jorobarnos los ex¨¢menes. Que hagan huelga, pero que nos dejen tranquilos", argumentaban los otros desde el vest¨ªbulo.
Al cabo de hora y media, los huelguistas invitaron a los estudiantes a entrar. "No os queremos fastidiar las clases, s¨®lo reclamamos nuestros derechos". Y los alumnos entraron, esta vez a este son: "Estos estudiantes. s¨ª son elegantes", que coreaban los trabajadores. Este fue el incidente m¨¢s importante ocurrido ayer en el campus. El rectorado denunci¨® adem¨¢s apagones en Biol¨®gicas y Qu¨ªmicas que provocaron "importantes da?os en diversos experimentos".
Sin autob¨²s y sin bedeles
El personal laboral de la Universidad Complutense -que lleva una semana en huelga- agrupa a aquellos que no tienen categor¨ªa de funcionarios y que no desarrollan tareas docentes: desde los ordenanzas hasta los encargados de mantenimiento y medios audiovisuales, pasando por los auxiliares de bibliotecas y laboratorios.Adem¨¢s del conflicto de los trabajadores, los estudiantes est¨¢n sufriendo la huelga de los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes, que ayer redujo sensiblemente el n¨²mero de alumnos que acudieron a clase.
Mientras tanto, las clases y los ex¨¢menes est¨¢n celebr¨¢ndose con relativa normalidad, interrumpida en ocasiones por piquetes o por el sellado de las puertas. El cierre de las bibliotecas afecta m¨¢s a los estudiantes que las alteraciones en las clases.
El origen
El origen del conflicto se remonta a mayo de 1991. El rector de la Universidad Complutense, Gustavo Villapalos, y el comit¨¦ de empresa firmaron entonces un documento en el que, entre otros puntos, se fijaba una mejora retributiva merced a un complemento salarial de 25.000 pesetas mensuales con efectos retroactivos desde octubre de 1989.
El documento incluye que la aplicaci¨®n de esa cantidad estar¨ªa condicionada "a la autorizaci¨®n de la modificaci¨®n presupuestaria" que deber¨ªa "ser hecha por la Secretar¨ªa de Estado de Universidades". Es aqu¨ª donde surge la principal fricci¨®n.
El rectorado afirma que los presupuestos de la universidad han sufrido un recorte que hace imposible el pago inmediato de la retribuci¨®n, y menos con car¨¢cter retroactivo, lo que supondr¨ªa el desembolso de m¨¢s de 2.000 millones de pesetas. A cambio, ofrece un aumento de 15.000 pesetas mensuales desde el 1 de enero de 1992 y otras 10.000 a partir de enero de 1993. Gustavo Villlapalos, rector de la complutense, asegur¨® ayer que el personal laboral "no conseguir¨¢ nada por la fuerza".
Seg¨²n un portavoz de la Secretar¨ªa de Estado de Universidades, "las subvenciones a las universidades no prev¨¦n los pluses salariales. Cada universidad tiene autonom¨ªa para gestionar los presupuestos que recibe. Eso es algo en lo que no entramos".
Para los trabajadores, el problema no es la falta de fondos, sino la falta de voluntad del rectorado para cumplir la promesa. "Nosotros hemos hecho una propuesta de modificaci¨®n presupuestaria, pero el rectorado no ha incluido el cap¨ªtulo de nuestros incrementos ni en los presupuestos del a?o pasado ni en los de este a?o", afirm¨® ayer Javier P¨¦rez del Olmo, presidente del comit¨¦ de empresa. Los trabajadores quieren cobrar las 25.000 pesetas de forma inmediata, aunque aceptar¨ªan que los atrasos se paguen en dos a?os.
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