Guerra olvidada
LA GUERRA intermitente que se est¨¢ desarrollando en las monta?as de Nagorni Karabaj, cerca de la frontera entre Armenia y Azerbaiy¨¢n, se ha convertido en un conflicto de rango internacional. Desde la desaparici¨®n de la URSS, las dos rep¨²blicas citadas son Estados soberanos, reconocidos por la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n de Europa (CSCE). La situaci¨®n en esa regi¨®n es dram¨¢tica: cerca de 2.000 personas han muerto en cuatro a?os de choques violentos. El odio entre las poblaciones se ha agudizado. Cientos de miles de armenios que viv¨ªan en Azerbaiy¨¢n, y de azer¨ªes que ten¨ªan su hogar en Armenia, han tenido que abandonar sus casas y trasladarse a la rep¨²blica de su nacionalidad. Ahora mismo se espera una ofensiva de los azer¨ªes. Si no se abre un proceso negociador, puede producirse un ba?o de sangre.Nagorni Karaba es un enclave armenio (el 80% de su poblaci¨®n es de esa nacionalidad) en territorio de Azerbaiy¨¢n. Est¨¢ situado en una zona que ha sido, a lo largo de la historia, la frontera entre la civilizaci¨®n musulmana y la cristiana. El zarismo estaba interesado en reforzar la presencia de regiones habitadas por cristianos -como los armenios- en la frontera de su imperio con Turqu¨ªa e Ir¨¢n. Y en fomentar choques inter¨¦tnicos, como la guerra de 1905-1906 entre armenios y azer¨ªes, que caus¨® miles de muertos. Despu¨¦s de 1917 el poder sovi¨¦tico decidi¨® incorporar Nagorni Karabaj a la Rep¨²blica de Azerbaiy¨¢n. Ah¨ª est¨¢ la ra¨ªz del actual conflicto. La poblaci¨®n siempre ha rechazado esa soluci¨®n. Ya lo manifest¨® en 1963, cuando Jruschov dio un m¨ªnimo de libertad. Al iniciarse la perestroika, las primeras manifestaciones de masas fueron las de Erev¨¢n pidiendo el retorno de Nagorni Karabaj a Armenia. Y casi al mismo tiempo empezaron los enfrentamientos armados.
En la actualidad, diversas iniciativas internacionales se han puesto en marcha y cabe esperar que ayuden a frenar los proyectos de ofensivas militares. Por un lado, la CSCE ha decidido enviar una delegaci¨®n de observadores que debe presentar un informe sobre posibles soluciones. Armenia ha pedido a la ONU que env¨ªe observadores e incluso cascos azules para que los habitantes de la zona tengan una protecci¨®n internacional. Azerbaiy¨¢n ha rechazado los cascos azules, aunque admite el env¨ªo de observadores. Por otra parte, el ministro de Exteriores de Rusia, Kozirev, ha llegado a un acuerdo con Azerbaiy¨¢n y Armenia para que sus delegaciones se re¨²nan con ¨¦l en Mosc¨² a mediados de febrero. Este nuevo intento de mediaci¨®n rusa es alentador, pero no se puede olvidar que anteriores intentos de ese g¨¦nero -incluido uno de Yeltsin- no dieron resultado.
Los sentimientos de odio entre las poblaciones han llegado a tal extremo que parece indispensable, para lograr un cese efectivo de los combates, la presencia de tropas con una misi¨®n pacificadora. S¨®lo la ONU tiene actualmente la posibilidad de hacerlo. La CSCE, que ha tomado ya la primera iniciativa, deber¨¢ proponer las medidas ulteriores m¨¢s eficaces. Ahora lo inmediato es lograr que las partes se sienten a dialogar y que callen fusiles y ca?ones. Luego, la soluci¨®n exigir¨¢ sin duda un estatuto especial, garantizando el respeto a la voluntad de los habitantes. Ello puede ser facilitado por la posici¨®n actual de Armenia, que no pide ya que Nagorni Karabaj se integre directamente en su rep¨²blica, sino que los habitantes decidan su futuro en un refer¨¦ndum. Por otra parte, existen muchas f¨®rmulas que pueden servir de pauta. En Europa misma hay enclaves con estatutos at¨ªpicos (Andorra, M¨®naco, San Marino) que no crean conflicto entre los Estados.
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