Mejor en vivo que por televisi¨®n
La ceremonia de Albertville prescindi¨® de la 'tele', segun los enviados de Barcelona 92
Observadores del COOB y de la empresa Ovideo-Bassat-Sport, responsables de organizar las ceremonias de inauguraci¨®n y clausura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Verano, los pr¨®ximos 25 de julio y 9 de agosto, respectivamente, consideraron que la ceremonia de Albertville fue solamente degustada por los 35.000 espectadores que tuvieron el privilegio de vivirla en directo, ya que la misma concepci¨®n del espect¨¢culo y, sobre todo, su deficiente realizaci¨®n televisiva-impidieron que cerca de 2.000 millones de telespectadores de todo el mundo saboreasen en la misma medida una fiesta muy innovadora y colorista.
Los enviados de Barcelona 92 no dudaron, sin embargo, en calificar el acto de "excelente, encantador, teatral y muy vistoso, con un maravilloso y cuidad¨ªsimo vestuario".La historia reciente del olimpismo indica que la ceremonia inaugural marca el destino de los Juegos. Si la fiesta se desarrolla con normalidad y culmina con ¨¦xito, el acto acaba siendo espl¨¦ndido. Con esa idea trabajan los responsables del COOB y los miembros de la empresa creada por Llu¨ªs Bassat y Bigas Luna. Expertos y t¨¦cnicos del COOB y de1a compa?¨ªa de Bassat vivieron en Albertville los preparativos y la puesta en escena de la ceremonia invernal, para analizarla posteriormente en Barcelona a trav¨¦s del v¨ªdeo una y mil veces. Algunas de las conclusiones m¨¢s significativas fueron:
Albertville respondi¨®, en cuanto a puesta en escena, dise?o, imaginaci¨®n y creaci¨®n de vestuario, a lo que se esperaba de un espect¨¢culo franc¨¦s.
La posibilidad de crear y construir un escenario a la medida del espect¨¢culo inventado fue una enorme ventaja sobre la esclavitud que supone para los creadores barceloneses la obligaci¨®n de realizar su trabajo en un estadio como el de Montjuic.
El espect¨¢culo franc¨¦s estuvo en la l¨ªnea de La Marsellesa, el desfile con el que se festej¨®, el 15 de julio de 1989, el bicentenario de la Revoluci¨®n Francesa.
En este sentido, cabe definir la ceremonia de Albertville como una obra de autor (Decoufl¨¦), mientras que Barcelona se inclina m¨¢s por un espect¨¢culo de equipo, m¨¢s al servicio de lo que se quiere comunicar que del triunfo personal de sus autores.
La ceremonia de Albertville se considera poco c¨¢lida, alejada sustancialmente del olimpismo -al que se hicieron escasas referencias-, mientras que la de Barcelona se volcar¨¢ en el mito ol¨ªmpico, comunicar¨¢ calor y perseguir¨¢ de principio a fin la complicidad de los espectadores.
Los organizadores, los dise?adores, los creadores del espect¨¢culo prescindieron del papel de la televisi¨®n en todo el tema ol¨ªmpico, lo que hizo que la fiesta fuera menos enriquecedora a trav¨¦s de la peque?a pantalla.
La idea fue expresada por Josep Miquel Abad, consejero delegado del COOB: "Cuando he vuelto a ver la ceremonia en v¨ªdeo me he quedado algo desencantado, pues considero que la transmisi¨®n no supo captar la riqueza que tuvo el espect¨¢culo en vivo". Abad explic¨® que los voluntarios ol¨ªmpicos ser¨¢n los ¨²nicos espectadores en los ensayos de la ceremonia de Barcelona.
"Yo no s¨¦ qui¨¦n fall¨®, pero en la televisi¨®n no se apreci¨® la riqueza de la ceremonia", explico Manuel Huerga, director art¨ªstico de la inauguraci¨®n de Barcelona. '"Pasaron de la televisi¨®n, y eso, cuando se tienen 2.000 millones de telespectadores, es un error. S¨®lo un detalle: idearon un escenario circular, cuando la televisi¨®n es cuadrada".
Temor a los guardaespaldas
E. P. R. Las gentes del COOB y de la empresa Ovideo-Bassat-Sport -responsable de las ceremonias de Barcelona 92- que acudieron a Albertville lo hicieron con los ojos muy abiertos y provistos de todo tipo de c¨¢maras fotogr¨¢ficas y de v¨ªdeo. Est¨¢ todo registrado y bien registrado. Vieron muchas cosas que les gustaron y otras que tratar¨¢n de no imitar.
"Todo ese material", indic¨® uno de los viajeros, "te hace reflexionar sobre tu propia organizaci¨®n, aunque las ceremonias est¨¢n ya en fase de producci¨®n y resulta muy dif¨ªcil modificarlas". Hubo un tema preocupante: la entrada y salida de los habitantes del palco, de las autoridades. All¨ª fue donde se gener¨® el caos en Albertville. Se trataba de una instalaci¨®n singular, creada ¨²nicamente para albergar las ceremonias, y no se pens¨® en dise?ar un acceso propio para las autoridades, encabezadas por Fran?ois Miterrand, y entre las que se encontraba la reina Sof¨ªa.
Quien all¨ª estuvo relat¨® que la confusi¨®n fue de tal envergadura que destacados pol¨ªticos y dirigentes deportivos decidieron quedarse sentados en sus localidades y esperar la salida del p¨²blico para no provocar un embotellamiento del que salieran perjudicados, entre otras razones porque el p¨²blico no s¨®lo se mezcl¨® con ellos, sino que los acos¨®. "Los guardaespaldas de unos y otros estaban tan nerviosos, tan impacientes -no s¨®lo por el acoso que sufr¨ªan sus jefes, sino por la imposibilidad de abrirse paso-, que suerte hubo de que fueran los propios protagonistas quienes se tomaron el asunto con filosof¨ªa, pues de lo contrario hubiese podido haber alg¨²n peque?o altercado", se?al¨® ayer uno de los miembros del COOB presentes all¨ª. Hubo otros motivos de reflexi¨®n, pero ¨¦se fue muy significativo.
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