Una cierta palidez

Un texto claro y limpio, una palidez deliberada, un cierto humor fino. Se dir¨ªa una traducci¨®n bien hecha del ingl¨¦s. Los figurines, la escenograf¨ªa, parecen coincidir con este prop¨®sito de no llamar demasiado la atenci¨®n. Como deb¨ªa ocurrir siempre que fuese posible, la direcci¨®n es del autor. Tal vez con otro algunos de sus puntos teatrales se levantar¨ªan m¨¢s; ciertos puntos de conflicto o de choque de personalidades, algunas pasiones, algunos desacuerdos o desencuentros, estar¨ªan resaltados. Puede que quedase mejor, pero ser¨ªa una traici¨®n a su autor, que pretende este desva¨ªdo, o esta forma de emoci¨®n. La situaci¨®n humorosa es la del explorador ¨¢rtico que deja atr¨¢s a su esposa y a su secretaria-amante, que encuentran un entendimiento profundo entre ellas y que finalmente deploran la supervivencia del hombre despu¨¦s de las muchas, raras y penosas aventuras descritas en los mon¨®logos de ¨¦ste.

Yo encuentro mi peque?a y f¨¢cil satisfacci¨®n literaria en este texto, la completo con el libro publicado simult¨¢neamente -en el que hay algunas diferencias con respecto a lo representado-, pero me permito sospechar que el p¨²blico no caiga en la languidez a que es tan proclive y a la que incita tambi¨¦n el medio tono, tan estudiado de los actores: el excelente, inteligente Joaqu¨ªn Hinojosa, con sus compa?eras Lola Mateo y Lola Mu?oz, seg¨²n la direcci¨®n del autor. Todos fueron aplaudidos en un estreno con personalidades muy selectas del teatro y de la literatura.