Museo de intimidades

Las intimidades de 108.000 mujeres se conservan en otros tantos cristalitos guardados en unos ficheros verdes que tapizan las paredes de una peque?a habitaci¨®n del hospital Cl¨ªnico de Madrid. Son las muestras de 108.000 ¨²teros, estudiados y diseccionados a lo largo de 55 a?os por el doctor Francisco Nogales Ortiz, que los ha clasificado con el primor de un filat¨¦lico. Cinco d¨¦cadas de trabajo de un detective que ha seguido a la enfermedad a trav¨¦s de las huellas que ha dejado en los tejidos femeninos. El Cl¨ªnico cuenta ahora con un aut¨¦ntico museo de enfermedades de la mujer.

Don Francisco Nogales Ortiz, de 84 a?os, ha pasado su vida pegado al microscopio entre las paredes del hospital Cl¨ªnico. En 1928 entr¨® como alumno interno y en 1982 sali¨® como jubilado.Se hab¨ªa especializado en ginecolog¨ªa, pero pronto se convirti¨® en anatomopat¨®logo: "En mis tiempos, la ginecolog¨ªa estaba muy fragmentada. Ten¨ªas a los terapeutas, a los investigadores. Nos tuvimos que especializar. Mi afici¨®n por la anatom¨ªa patol¨®gica era grande. Es un trabajo gratificante, es la base objetiva pata interpretar los procesos de la enfermedad".

El doctor Nogales habla con orgullo del tesoro que ha ido acumulando a lo largo de su vida, al frente del laboratorio de patolog¨ªa ginecol¨®gica: 108.000 endometrios (la capa interna y vital del ¨²tero, donde se implanta el ¨®vulo fecundado) cuidadosamente estudiados. De ellos, 30.000 formaban parte de su colecci¨®n particular, que cedi¨® el mes pasado al hospital. "Es informaci¨®n de primera mano, un material muy ¨²til para futuras generaciones, porque se ha analizado y reunido con un criterio uniforme".

Para la doctora Juliana Fari?as, jefa del servicio de anatom¨ªa patol¨®gica del hospital Cl¨ªnico, el m¨¦todo de trabajo de Francisco Nogales es singular: "En lugar de estudiar una muestra tomada de un ¨²tero, el doctor Nogales analizaba ¨²teros enteros, a los que practicaba m¨²ltiples cortes. Esta t¨¦cnica se usa en contadas ocasiones porque es muy larga y costosa, pero resulta muy ¨²til para estudiar los mecanismos de desarrollo de las enfermedades de la mujer".

Algunas, como la tuberculosis genital, frecuente en los a?os cuarenta, hab¨ªa desaparecido. "Ahora ha vuelto a detectarse en enfermas de sida y drogadictas por v¨ªa parenteral, con lo que nuestras muestras tienen gran inter¨¦s", explica Fari?as. Las degeneraciones celulares, los procesos de regeneraci¨®n del ¨²tero despu¨¦s de un aborto espont¨¢neo y tumores diversos ocupan una buena parte de los ficheros.

"Es una colecci¨®n que se ha hecho muy en contacto con la medicina cl¨ªnica. Nuestro laboratorio estaba enfrente de los quir¨®fanos, de forma que despu¨¦s de una operaci¨®n nos tra¨ªan los ¨®rganos", recuerda el doctor Nogales.

Cient¨ªfico heterodoxo

Sus investigaciones le han valido una larga lista honor¨ªfica, que culmina con la Encomienda de Alfonso X el Sabio. "En Espa?a nunca se interesaron por mis trabajos, mientras que los que publiqu¨¦ en revistas alemanas se agotaban", se lamenta.

Tampoco lleg¨® nunca a la categor¨ªa de profesor universitario. "Los ¨®rganos rectores de la Universidad eran viejos, antepon¨ªan una oposici¨®n al conocimiento. El bur¨®crata siempre ha estado por encima del cient¨ªfico". La doctora Fari?as tiene su propia interpretaci¨®n: "Siempre ha sido un heterodoxo, al margen de las guerras de caciques tan propias de la Universidad. Ellos se lo han perdido".

Quienes no se han perdido nada han sido las personas que le han rodeado, que destacan su af¨¢n docente. "Es un aut¨¦ntico universitario", comenta una de sus disc¨ªpulas. "Frente a la lucha por la posesi¨®n del saber y el logro personal, que es lo que hoy impera, ¨¦l encarna la sencillez, la honestidad y la solidaridad".

Su vida ha transcurrido entre biopsias y autopsias: "El trabajo ha sido mi ¨²nica diversi¨®n", dice. Ni siquiera la jubilaci¨®n, en 1982, puso freno a su actividad. El hospital, a petici¨®n de la doctora Fari?as, le nombr¨® jefe honorario del laboratorio de anatom¨ªa patol¨®gica y ginecol¨®gica: "La palabra viejo no existe en mi diccionario", suele decir.