Hace falta un equipo m¨¢s pol¨ªtico
F. M. Dos a?os m¨¢s de mandato ofrecen a Jacques Delors, presidente de la Comisi¨®n Europea, la oportunidad de estrenar el mercado ¨²nico que ¨¦l invent¨® y tiempo para ultimar la preparaci¨®n de la uni¨®n monetaria, un reto que culmina su visi¨®n del reforzamiento de la Comunidad Europea. La uni¨®n pol¨ªtica es una tarea a m¨¢s largo plazo.
El Tratado de Uni¨®n Europea, aprobado el 11 de diciembre en la cumbre de Maastricht, ha servido para redefinir las prioridades de Europa. Del origen de una Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero o de la historia acumulada de una pol¨ªtica agraria que todav¨ªa absorbe m¨¢s de la mitad del presupuesto, la nueva Comunidad Europea (CE) pondr¨¢ el acento en una pol¨ªtica exterior reforzada, en el mercado ¨²nico y en mejorar la competitividad de la industria para disputar mercados a Estados Unidos y Jap¨®n. A ello se a?ade el objetivo de lograr una mayor cohesi¨®n econ¨®mica y social como compensaci¨®n a los pa¨ªses de la periferia por el impacto desigual que tendr¨¢n sobre las econom¨ªas tanto el mercado ¨²nico como la uni¨®n monetaria.
Para hacer frente a esos retos, la Comisi¨®n Europea, cuyo mayor poder reside en tener el monopolio de la iniciativa legislativa, cuenta con la misma maquinaria burocr¨¢tica que hered¨® Delors cuando asumi¨® el cargo en 1985. El futuro Ejecutivo de la CE necesita dotarse de un equipo m¨¢s pol¨ªtico y la estructura funcionarial no tiene m¨¢s remedio que adaptarse a las nuevas prioridades. La reforma implica cambios de influencias en el reparto de poder que tienen hoy los Doce dentro de la CE. Cambiar la casa por dentro, introducir una gesti¨®n moderna y modificar el peso que con el paso del tiempo ha adquirido cada direcci¨®n general es un complicado ejercicio que el presidente de la Comisi¨®n Europea es reacio a abordar por la dimensi¨®n de este problema suplementario.
Pocos espa?oles
La situaci¨®n exige soluciones urgentes para un funcionamiento eficaz de, la CE, pero el necesario reparto de poder entre los Doce a la hora de nombrar comisarios y altos cargos ser¨¢ un pacto dif¨ªcil. Madrid quiere replantearse por en¨¦sima vez la asignatura pendiente de la escasa presencia espa?ola en los ¨®rganos de poder de la Comisi¨®n.
A Espa?a le corresponder¨ªa un m¨ªnimo de cuatro direcciones generales, pero s¨®lo tiene dos, y una de ellas -la de Asuntos Sociales, fruto de un cambio por la de Transportes- est¨¢ a la espera de la jubilaci¨®n del actual director general belga.
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