Cat¨®licos y ortodoxos mantienen sus diferencias tras la reuni¨®n de Ginebra
Los dos d¨ªas de conversaciones celebradas en Ginebra entre una delegaci¨®n vaticana y otra de la Iglesia ortodoxa rusa no han tenido el ¨¦xito que esperaba el papa Juan Pablo II, quien ya vio rechazada la invitaci¨®n personal hecha al Patriarcado Ortodoxo de Mosc¨² para asistir al ¨²ltimo s¨ªnodo de obispos celebrado en el Vaticano. A pesar de que el comunicado conjunto final habla de una "mayor comprensi¨®n rec¨ªproca" en el mismo se subraya que se mantiene una "visi¨®n distinta de los problemas" y que permanecen f¨ªrmes "las divergencias" entre ambas confesiones cristianas.
"Por el momento no hay soluciones definitivas", se?al¨® a este peri¨®dico el portavoz del Vaticano, Joaqu¨ªn Navarro Valls, que anadi¨® que "las soluciones a las diferencias deber¨¢n tratarse d¨ªa a d¨ªa en los lugares donde se presenten". Navarro, que confirm¨® los modestos resultados obtenidos en el encuentro, afirm¨® que "no hay que olvidar que las dificultades actuales se derivan de un contexto hist¨®rico antiguo". Un pcumenismo de base, a nivel local, es indispensable para remontar estas dificultades, agreg¨® Navarro, para quien "se trata de heridas que s¨®lo el tiempo puede curar".La delegaci¨®n ortodoxa, presidida por el metropolitano Kirill de Smolenko y Kaliningrado, presidente del Departamento para Asuntos Exteriores de Patriarcado de Mosc¨², quiso que en el comunicado se dijese que la Iglesia Cat¨®lica no debe abrir parroquias ni obispados en las rep¨²blicas de la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica sin una consulta previa con la autoridad religiosa ortodoxa, informa J. A. Ortega.
Tierras de misi¨®n
En efecto, la gran acusaci¨®n que la Iglesia Ortodoxa de Mosc¨² sigue haciendo al Papa de Roma es que los cat¨®licos (al parecer con la ayuda masiva del Opus Dei) est¨¢n entrando a saco en aquellos pa¨ªses, ya no comunistas, "como si se tratara de una tierra de misi¨®n necesitada de conversi¨®n". Los ortodoxos a?aden que Roma se est¨¢ implantando con gran aparato donde la presencia de los cat¨®licos es exigua.Al mismo tiempo, otro punto de conflicto es que la Iglesia de Roma est¨¢ haciendo todo lo posible para que los cat¨®licos "uniatas" de la poderosa Ucrania, es decir, los creyentes de rito bizantino a quienes Stalin hab¨ªa despojado de sus iglesias y de sus bienes al no haber querido integrarse en la Iglesia Ortodoxa de Mosc¨² fiel al r¨¦gimen, vuelvan a recuperar todos aquellos bienes.
Por ello, m¨¢s que de un conflicto teol¨®gico o religioso, en realidad se trata de una fricci¨®n de intereses. La Iglesia Cat¨®lica que hab¨ªa vivido oprimida durante el tiempo del estalinismo ve ahora el cielo abierto ante la ca¨ªda del comunismo y quiere apresurarse para recuperar el tiempo perdido.
La Iglesia Ortodoxa que hab¨ªa sido durante estos a?os la gran autoridad religiosa de la desaparecida URSS, con todos los privilegios del r¨¦gimen, se ve amenazada por el avance cat¨®lico y ha pasado al ataque.
La situaci¨®n se hab¨ªa hecho tan tensa que tanto el Papa Juan Pablo II, como el Patriarca Ortodoxo de Mosc¨², Alexis II, ante el temor de una ruptura entre ambas iglesias cristianas, decidieron enviar a Ginebra a sus delegados para intentar limar asperezas y llegar a un compromiso.
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