Un futuro poco esperanzador
Las perspectivas econ¨®micas inmediatas para los principales pa¨ªses industrializados son poco halag¨¹e?as, seg¨²n describe el autor. Por primera vez, todos estos pa¨ªses, el denominado grupo los siete grandes, se encuentran en medio de una recesi¨®n econ¨®mica o est¨¢n a punto de caer en ella.
Europa habr¨ªa entrado antes en un periodo de recesi¨®n de no haber sido por la unificaci¨®n alemana que, en t¨¦rminos econ¨®micos, ha sido equivalente a una enorme inyecci¨®n keynesiana en el brazo a trav¨¦s de la financiaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico. Las transferencias por valor de casi 150.000 millones de marcos alemanes a la zona oriental de Alemania fomentaron enormemente la adquisici¨®n de bienes y servicios procedentes de Alemania occidental y del resto de Europa.Hasta mediados del a?o pasado, Alemania era indiscutiblemente la locomotora que tiraba del crecimiento del resto de Europa. Pero ahora la producci¨®n industrial de Alemania oriental ha descendido en un 50%. Espero que ya haya tocado fondo y que a partir de ahora empiece a recuperarse. Pero aun as¨ª, la lenta recuperaci¨®n que seguir¨¢ a una ca¨ªda tan acusada supondr¨¢ una peque?¨ªsima aportaci¨®n para las perspectivas a corto plazo del crecimiento de Europa en general.
Las previsiones oficiales de crecimiento para el pr¨®ximo, a?o en Alemania se sit¨²an entre el 1,5% y el 2%, cifra que, en mi opini¨®n, es demasiado optimista, sobre todo si tenemos en cuenta que el ¨²ltimo acuerdo salarial entre las empresas sider¨²rgicas alemanas y los sindicatos, de cara a un aumento de los salarlos superior al 6%, resulta tan desproporcionado en relaci¨®n con el aumento de la productividad que ha abierto un debate sobre si la industria de Alemania occidental puede mantener su competitividad en el escenario mundial. Esteacuerdo amenaza con agravar a¨²n m¨¢s las escasas expectativas de crecimiento para Alemania.
A esto hemos de a?adir que, debido a los pr¨¦stamos del sector p¨²blico relacionados con la unificaci¨®n alemana, el d¨¦ficit p¨²blico registra uno de los niveles m¨¢s altos de su historia: entre el 5% y el 6% del producto nacional bruto. La inflaci¨®n es de un 4%, una tasa hist¨®ricamente muy alta para Alemania. Ante estas circunstancias, el Bundesbank (banco central alem¨¢n) no tiene otra opci¨®n m¨¢s que elevar fos tipos de Inter¨¦s a corto plazo, superando por primera vez, que yo recuerde, los de Estados Unidos.
Tipos de inter¨¦s
Sorprendentemente, al menos para algunos, las medidas del Bundesbank han hecho que los tipos de inter¨¦s a largo plazo desciendan a casi el 8%, m¨¢s o menos como estaban antes de la unificaci¨®n. En mi opini¨®n, esto se debe a que las medidas a corto plazo del Bundesbank reafirmaron su credibilidad y devolvieron la confianza a la comunidad financiera.
Sin embargo, la falta de una pol¨ªtica claramente definida por parte del Gobierno alem¨¢n en materia fiscal y salarial supone una amenaza para el crecimiento econ¨®mico no s¨®lo de Alemania, sino de toda Europa.
A pesar de estos motivos de preocupaci¨®n, las perspectivas de expansi¨®n econ¨®mica en Europa son bastante m¨¢s alentadoras a medio y largo plazo. La ampliaci¨®n de la Comunidad Europea es uno de los hechos m¨¢s destacados de la historia europea de los ¨²ltimos tiempos. Esto supondr¨¢ la aparici¨®n de un mercado unificado sin barreras para el comercio, los capitales y las personas. En cuanto a poder adquisitivo, ser¨¢ el mayor mercado ¨²nico del mundo.
Esta nueva Europa se encuentra, de hecho, muy pr¨®xima a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria si se define el Sistema Monetario Europeo (SME) como una zona sin restricciones sobre el comercio, los servicios y el capital, y unos tipos de cambio fijos. En realidad, los tipos de cambio ya son estables en una zona muy amplia.
Desde 1987 no ha habido ning¨²n reajuste en la relaci¨®n que mantienen las monedas de los pa¨ªses que integran el SME. Incluso pa¨ªses que no pertenecen al SME como Austria, Suiza, Noruega, Finlandia y Suecia se han unido ya de hecho a este bloque de tipos de cambio fijos.
Inflaci¨®n
Otro hecho alentadores que la inflaci¨®n ha descendido en todos los pa¨ªses europeos, a excepci¨®n, por el momento, de Alemania. A decir verdad, esto es preocupante debido a que el marco alem¨¢n marca la norma para toda Europa.
Sin embargo, espero que se trate de algo pasajero, consecuencia de las exigencias especiales que ha supuesto la unificaci¨®n para el gasto p¨²blico. Da-. das las previsiones de una inflaci¨®n escasa generalizada en Europa, me atrever¨ªa a predecir que es muy probable que desciendan los tipos de inter¨¦s a largo plazo. En Estados Unidos ya han experimentado un acusado descenso.
Naturalmente, estas previsiones halag¨¹e?as a largo plazo dependen de que se llegue a un acuerdo final en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) entre las principales potencias industriales, lo cual, lamentablemente, no ha sido posible hasta ahora. No hay duda de que Europa es hasta cierto punto responsable de que no se haya alcanzado el ¨¦xito a¨²n.
Es hora de reconocer que la pol¨ªtica agraria de la Comunidad Europea, con subvenciones elevad¨ªsimas a los agricultores, no puede sostenerse por m¨¢s tiempo. En primer lugar, resulta demasiado cara. Y lo que es m¨¢s importante, no puede mantenerse porque tenemos que abrir nuestros mercados no s¨®lo a los productos de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y de Estados Unidos, sino tambi¨¦n a los de Europa del Este, que son productos principalmente agr¨ªcolas.
El grupo de los siete grandes pa¨ªses industrializados no s¨®lo debe encontrar una soluci¨®n a la dif¨ªcil coyuntura, sino tambi¨¦n prestar atenci¨®n a los problemas de Europa del Este y de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, ¨¢rea que Jacques Attali, responsable del Banco Europeo, denomina acertadamente "el Lejano Oriente Europeo". Pienso que ¨¦ste es el asunto m¨¢s importante del que tendr¨¢ que ocuparse la CE en los pr¨®ximos a?os.
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