El abrazo de Van Gara
Beenhakker y Cruyff mantienen una relaci¨®n poco amistosa
No habr¨¢ intercambio de miradas ni de sonrisas de complicidad entre los dos banquillos del Camp Nou. Tampoco excesivas ganas de saludarse. Quiz¨¢ todo quede reducido a un apret¨®n de manos en el pasillo que conduce a la sala de prensa. La relaci¨®n entre Leo Beenhakker y Johan Cruyff no da para m¨¢s.Pueden presentar el mismo pasaporte y las mismas ra¨ªces en el Ajax. Pero en el Camp Nou se comparar¨¢n las innovaciones t¨¢cticas de Cruyff con los planteamientos m¨¢s cl¨¢sicos de Been hakker. Pero las divergencia van m¨¢s all¨¢ que las amigables discusiones t¨¢cticas entre, digamos, Toshack y Venables utilizando jarras de cerveza como piezas m¨®viles.
La discordia est¨¢ arraigada en lo que los disc¨ªpulos de Cruyff llaman su personalidad arrolladora y sus opositores denominan prepotencia. Leo es uno de los entrenadores holandeses que no acaban de tragar el carn¨¦ honor¨ªfico entregado a un hombre que se negaba a realizar el curso de entrenadores por saberlo ya todo a ra¨ªz de una ilustre carrera. Cruyff le echa en cara su falta de palmar¨¦s como futbolista.
El menosprecio de Cruyff hacia el acad¨¦mico Beenhakker qued¨® resumido por el ya famoso incidente de 1981. La directiva del Ajax hab¨ªa decidido incorporar a Johan, que en aquel entonces ten¨ªa 34 a?os, como consejero y supervisor mientras Leo, de 39 a?os, ocupaba el banquillo.
Durante un partido frente al Twente Enschede, Cruyff baj¨® desde la tribuna hasta la banda para corregir a gritos el planteamiento de Beenhakker. Despu¨¦s Leo escribir¨ªa en sus memorias "todav¨ªa siento no haberle dado un pu?etazo delante de las c¨¢maras de televisi¨®n".
Cruyff se encoge de hombros y comenta con su sequedad habitual: "Perd¨ªamos 3-1 y ganamos 5-3". Una d¨¦cada despu¨¦s, la herida de Leo no acaba de cicatrizar.
El problema, sin embargo, no se reduce a un intercambio de suprimidos pu?etazos. La sombra de Cruyff es larga, flaca y dif¨ªcil de eludir. Si en el Ajax de 1981 Cruyff estaba pero no estaba ha pasado lo mismo en la selecci¨®n holandesa durante muchos a?os. Johan siempre amenaza con entrenar al equipo nacional pero sin aceptar el reto. De esta forma se ha convertido en la espada de Damocles para Thijs Libregts, Rinus Michels, Dick Advocaat... y Leo Beenhakker.
El Mundial sirvi¨® como caja de resonancia para las diferencias entre ambos. Al igual que la directiva del Ajax en 1981, la federaci¨®n holandesa dej¨® a Beenhakker en una situaci¨®n inc¨®moda. Despu¨¦s de someter el nombramiento del seleccionador a una votaci¨®n entre los jugadores, fracas¨® en sus negociaciones con el ganador, Cruyff. Leo viaj¨® a Italia sabiendo que lo hac¨ªa como subcampe¨®n y que ten¨ªa a varios jugadores influyentes en contra.
Ahora, Espa?a es escenario de sus encuentros. As¨ª que Beenhakker, ante su vuelta al Camp Nou, no puede evitar a?adir salsa picante. "Me hace mucha gracia que digan que Cruyff es un t¨¦cnico valiente por jugar con dos defensas. Cuando jug¨® en el Bernab¨¦u lo hizo con cinco defensas, cuatro medios y un solo delantero".
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