Los dem¨®cratas de EE UU empiezan a lamentar no haber lanzado al ruedo electoral a sus 'pesos pesados'
Comprobada la debilidad electoral del presidente George Bush, es posible que los pesos pesados del Partido Dem¨®crata lamenten ahora no haber tomado parte en la campa?a. Pero, a menos que se produzca una sorpresa, los dem¨®cratas participar¨¢n en esta carrera con un equipo d¨¦ reservas: Bill Clinton o Paul Tsongas; uno de ellos ser¨¢ el rival de George Bush para las elecciones presidenciales del pr¨®ximo mes de noviembre. Tom Harkin, senador por lowa, abandon¨® ayer la carrera.
El hecho de que esos dos nombres, pr¨¢cticamente desconocidos hasta hace un mes, sean todo lo que tenga que ofrecer la oposici¨®n para desafiar al poder republicano es el mejor s¨ªmbolo de la crisis por la que atraviesa el Partido Dem¨®crata desde que hace 12 a?os fue apartado de la Casa Blanca. Una encuesta de la cadena NBC y el diario The Wal Street Journal muestran que, de celebrarse hoy las elecciones, un 28% de los norteamericanos votar¨ªa por Tsongas y un 26% por Clinton.
Bill Clinton, de 45 a?os de edad, ha conseguido ganar la imagen de un dirigente para el cambio. Gobernador de Arkan sas desde los 32 a?os, Clinton tiene la energ¨ªa de la juventud y se parece a John Kennedy lo suficiente como para gustarle a las mujeres y ganarse la confianza de las minor¨ªas. Clinton recuerda en algo al fen¨®meno de Gary Hart en 1984 no s¨®lo por los problemas de faldas durante su campa?a, sino pc>r aquel debate en el que Walter Mondale, tratando de desmontar el mensaje de nuevas ?deas" de Hart, le pre gunt¨®: "Muy bien, pero ?d¨®nde est¨¢ la carne?". A Clinton le falta tambi¨¦n un poco de carne.
Clinton defiende las cl¨¢sicas posiciones econ¨®micas de los dem¨®cratas, y cuenta, por ahora, con el apoy¨® del aparato del partido, que desde hace meses ha visto en ¨¦l el ¨²nico candidato elegible entre los aspirantes dem¨®cratas.
Paul Tsongas, por el contrario, corre en contra de la voluntad de su propio partido. Cuando hace un a?o anunci¨® su candidatura, los barones dem¨®cratas se mofaron abiertamente del ex senador por Massachusetts. Durante sus ¨²ltimos d¨ªas de campa?a, Tsongas ha dicho que busca los votos "de los dem¨®cratas que quieren corregir el rumbo perdedor de su partido, y de los republicanos que no quieren a Bush pero que tampoco se f¨ªan de la pol¨ªtica econ¨®mica de los dem¨®cratas".
Tsongas, de 51 a?os de edad, tiene a su favor el historial de no haber perdido nunca unas elecciones, pero tiene en su contra el pesado lastre de haber sido hace seis a?os un paciente de c¨¢ncer. En todas las elecciones celebradas hasta ahora, cerca de un 10% del electorado confes¨® que no hab¨ªa votado por ¨¦l porque desconfiaba de su estado de salud. Su pol¨ªtica econ¨®mica, claramente dirigida en favor de la empresa privada, provoca tambi¨¦n un fuerte rechazo entro los trabajadores y las minor¨ªas. Por el momento, Clinton ha conseguido m¨¢s del 70% del voto negro en todos los Estados en los que se han celebrado elecciones primarias.
Es casi seguro que el gobernador de Arkansas tome clara ventaja sobre su contrincante despu¨¦s de las elecciones de hoy, pero tambi¨¦n es muy probable que. Tsongas reaparezca una semana despu¨¦s en los comicios de los Estados industrializados del norte. Su gran reto para entonces ser¨¢ c¨®mo recoger el voto de los sindicatos.
El tercer candidato, Jerry Brown, promete permanecer en la carrera hasta las primarias de su tierra natal, California, el pr¨®ximo mes de junio. Es probable que para entonces Brown haya conseguido captar el apoyo de una buena cantidad de votantes contra el sistema.
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