Triunfo clamoroso de Manuel Caballero
El aplomo, el temple, la variedad y el gusto con que tore¨®, le valieron a Manuel Caballero un gran triunfo. El p¨²blico sali¨® de la plaza content¨ªsimo, por eso y por algunas otras cosas. Y, adem¨¢s, los toros se cayeron menos de lo habitual. Bueno, en realidad, una corrida tan floja como ¨¦sta, hace a?os habr¨ªa provocado un escandalazo, pero comparada con lo que ha estado saliendo en la feria, pues mira: no estaba del todo mal.Comparecieron tres inv¨¢lidos absolutos, dos relativos y uno que reivindicaba su condici¨®n bovina y a punto estuvo de pegarle un hachazo a Paco Ojeda. La verdad es que el hachazo, tirarlo, lo tir¨®, solo que Ojeda conoc¨ªa sus intenciones y en cuanto le ve¨ªa desenterrar el hacha de guerra, se quitaba presto.
Jandilla / Ortega, Ojeda,
CaballeroToros de Jandilla, desiguales aunque discretos de presencia, inv¨¢lidos (salvo dos), nobles. Ortega Cano: estocada corta trasera tendida y dos descabellos (silencio); aviso antes de entrar a matar, dos pinchazos y estocada trasera ca¨ªda (algunos pitos). Paco Ojeda: estocada baja (oreja); pinchazo trasero, bajonazo y rueda de peones (ovaci¨®n y salida al tercio). Manuel Caballero: estocada (dos orejas); pinchazo y estocada (oreja); sali¨® a hombros por la puerta grande. Plaza de Valencia, 17 de marzo. Quinta corrida fallera. Lleno.
Paco Ojeda no pudo, por tanto, repetir el n¨²mero del par¨®n y tente tieso, que hab¨ªa prodigado en el toro anterior. Los toros eran diferentes, claro. La l¨®gica manda que a distinto toro se le aplique distinto toreo, y la tauromaquia tiene un compendio as¨ª de gordo con todo el repertorio de suertes que convienen a las condiciones, estados, creencias, sensibilidades y culturas de las reses nacidas y por nacer, para que los diestros resuelvan con eficacia sus problemas. Pero Paco Ojeda s¨®lo se ha aprendido el cap¨ªtulo el par¨®n y tente tieso.
Admit¨ªa su primer toro dicho alarde, y lo hizo. Con el pico delante y la suerte descargada detr¨¢s, por supuesto Nunca ha existido en toda la historia ning¨²n torero que cargue la suerte (por delante) tanto como la descarga Paco Ojeda (por detr¨¢s). En la evoluci¨®n del toreo, los diestros llegaron a cargar la suerte con enorme gallard¨ªa, y en la posterior involuci¨®n ya se aliviaban astutamente, primero poni¨¦ndose de perfil, despu¨¦s perdiendo un pasito y m¨¢s adelante descargado la suerte, hasta llegar a las exageraciones descargadoras de D¨¢maso Gonz¨¢lez, que cre¨® escuela y es, en realidad, el torero de quien han aprendido casi todos los de la actualidad, Paco Ojeda incluido.
No fue todo descargar y pico, naturalmente, porque Paco Ojeda lig¨® muy bien los pases a su primero y estuvo valiente en su empe?o de pegarle derechazos a su segundo; y si no pudo peg¨¢rselos por el procedimiento del par¨®n y tente tieso, la culpa fue del toro, que ten¨ªa una entereza, una casta y una revoluci¨®n pendiente.
Los toros de Ortega Cano no ten¨ªan nada, excepto invalidez, y el torero se puso pesad¨ªsimo pretendiendo sacar pases donde no los hab¨ªa. Tanto insisti¨® en el cuarto, que lleg¨® a cundir la alarma entre los aficionados: ?el cielo amenazaba lluvia! El presidente envi¨® un aviso y ¨²nicamente entonces empez¨® Ortega a considerar la posibilidad de que alguna vez habr¨ªa de entrar a matar.
Al tercero, terciadito y pastue?o, Manuel Caballero le hizo una magn¨ªfica faena. Una faena de altos vuelos, en la que ensambl¨® perfectamente arte y t¨¦cnica. Una faena irreprochablemente constru¨ªda en funci¨®n de las capacidades del toro. Una faena arm¨®nica, ligada, honda cuando ejecutaba las suertes fundamentales -tanto en redondo como al natural-, e inspirada cuando la hermoseaba con toda clase de remates y pases de adorno. Repiti¨® el gusto, la inspiraci¨®n y la torer¨ªa en el sexto -aunque ¨¦ste ya era uno de los inv¨¢lidos absolutos que hubo en la tarde- y obtuvo un triunfo clamoroso. Por la puerta grande sacaron a Manuel Caballero y a hombros lo llevaron por las calles de Valencia, hasta el hotel.
El p¨²blico sali¨® content¨ªsimo porque, al fin, hab¨ªa visto torear; hab¨ªa visto dos toros en pie, y, adem¨¢s, hab¨ªa visto quites, pues los tres espadas (calla, coraz¨®n) intervinieron en quites. ?Por ¨¦stas que intervinieron!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.