"...Y aqu¨ª la zona de drogas"
Recorrido con uno de los taxistas 4 'preparados' para mostrar a los turistas el Madrid cultural
"?sta es la calle de las putas y ¨¦sta la plaza de las drogas", se?al¨® el taxista.El Ayuntamiento de Madrid hab¨ªa montado unos cursillos para que unos centenares de taxistas (en total hay 20.000) pudieran ilustrar a los visitantes y cumplir el papel de gu¨ªas de la capital cultural. Pero la realidad ha terminado siendo muy distinta, pese a las 210 horas lectivas que han recibido 200 conductores. (Hay otro curso ahora para que se licencien 700 m¨¢s). El programa inclu¨ªa clases de ingl¨¦s, atenci¨®n al cliente y cultura sobre la capital.
Desde Navidades, el Ayuntamiento ha presumido de esta iniciativa.
Dos redactoras de EL PA?S abordaron a uno de ellos, al que hablaron siempre en ingl¨¦s, para hacer un recorrido tur¨ªstico de la ciudad. No tuvieron mucha suerte.
Las turistas preguntan a un grupo de conductores que acaban de salir de la pen¨²ltima clase si alguien las lleva al Palacio Real. "?Ah, el hotel Palace!", dice uno. "No", dice otro, que pregunta: "The King?" (?el Rey?). Mientras se aclara el destino, el grupo se reduce poco a poco. Quedan dos: uno ser¨¢ el taxista que las lleve. El otro hace de int¨¦rprete y le aconseja sobre la tarifa: "T¨² no bajas la bandera y les cobras 1.500". Pero ellas quieren pasar por alg¨²n monumento de la ciudad. Un cuarto de hora despu¨¦s, cuando han fijado el recorrido, el precio sube a 2.000 pesetas.
Las turistas se suben al taxi de un joven barbudo que atina despu¨¦s a responder que naci¨® en Guadalajara. "Esto no se puede poner", comenta indicando el tax¨ªmetro apagado, porque hoy es el d¨ªa libre".
Los apuntes de ingl¨¦s del curso del Ayuntamiento son dos folios con una treintena de palabras sueltas y su transcripci¨®n fon¨¦tica. S¨®lo hay algunas frases (welcome to the taxi; close the door, please; you must pay return fare). Ninguna sali¨® en la dif¨ªcil conversaci¨®n, casi gestual. La semana que viene, los que terminen llevar¨¢n una pegatina que reza: "Taxi colaborador de Madrid Capital Europea de la Cultura".
El conductor se limitaba a nombrar los lugares conocidos de Madrid, sin explicaciones adicionales. Al pasar por el edificio de la Biblioteca Nacional, el taxista dijo orgulloso: "Aqu¨ª, el Museo de Arte Contempor¨¢neo". Despu¨¦s, el Cas¨®n del Buen Retiro -donde reside el Guernica- se convirti¨® en "la parte de atr¨¢s del Museo del Prado". Tras circular junto a la estaci¨®n de Atocha y la diosa Cibeles, el Jard¨ªn Bot¨¢nico era "otro parque". En la Gran V¨ªa, "cines, muchos cines"; y en la calle de la Montera, esta frase: "Est¨¢ siempre as¨ª de putas" (juntando los dedos en gesto de abundancia). A la pregunta de si las prostitutas estaban de d¨ªa y de noche, inquiri¨®: "?Que cu¨¢nto tiempo est¨¢n con el cliente, dices?". En Sol, explic¨®: "Toda esta gente vende droga"
El taxista ten¨ªa buena disposici¨®n para con sus clientes, pero la formaci¨®n impartida distaba mucho de la imaginada. En la plaza de ?pera, donde terminaba el recorrido, se lamentaba: "Todo esto hay que verlo de d¨ªa".
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