La hora andaluza
Despu¨¦s de Sevilla, Granada y, despu¨¦s, le tocar¨¢ el turno a M¨¢laga. Antes, hemos aplaudido al coro de C¨®rdoba, ciudad que tambi¨¦n pelea por su orquesta. La de Granada, un conjunto internacional en su formaci¨®n, ha acudido a la llamada de Madrid Cultural dirigida por su titular Juan de Udaeta, con la Sinfon¨ªa n¨²mero 9 de Shostakovich, el Concierto en do de Mozart -con Rafael Orozco como solista-, y Las cuatro saetas de Eduardo Torres/Juan Alfonso Garc¨ªa.Torres, valenciano (Albaida, 1872-Sevilla, 1934), residi¨® en la capital andaluza desde 19 10 y ejerci¨® como maestro de la catedral, profesor y animador de empe?os tan altos como el de la Orquesta B¨¦tica de C¨¢mara, ideada e impulsada por Manuel de Falla. En su obra, Eduardo Torres se afili¨® a la corriente renovadora del padre Ota?o, influida por el motu propio de P¨ªo X.
Orquesta Ciudad de Granada
Director: J. de Udaeta. Pianista: R. Orozco. Obras de Torres-J. A. Garc¨ªa, Mozart y Shostakovich. Auditorio Nacional. Madrid, 18 de marzo.
No s¨¦ si Las saetas son la mejor creaci¨®n organ¨ªstica de Torres, pero desde luego s¨ª la m¨¢s divulgada aun cuando Andr¨¦s Araiz, en su historia de la m¨²sica religiosa espa?ola, prefiere el Ofertorio y la Plegaria. En todo caso, Juan Alfonso Garc¨ªa ha cumplido en su versi¨®n un fin art¨ªstico y un acto de voto hacia Torres, luchador en el ambiente de su tiempo para imponer cierta modernidad a la m¨²sica religiosa dentro de las corrientes que imperaban en los a?os veinte, que es cuando nacen las saetas. Ni Torres ni Juan Alfonso caen en tentaci¨®n pintoresca alguna, que queda sustituida por un bello entramado de alusiones popularistas extremadamente refinado.
Excelente Orozco
Fue excelente la versi¨®n dada por Rafel Orozco del Concierto en do mayor de Mozart, tan pura y estremecedoramente hermoso. El pianista cordob¨¦s se produjo como un maestro dominador y un esp¨ªritu sensible y cultivado. Supo situar la m¨²sica del salzburgu¨¦s en el mismo coraz¨®n de ese "c¨ªrculo m¨¢gico" que conocemos con el nombre hist¨®rico de clasicismo vien¨¦s, al que aport¨® perfecci¨®n y melancol¨ªa. Con sobrada raz¨®n pudo escuchar Orozco interminables ovaciones tras una interpretaci¨®n en la que colaboraron con coherencia e identificaci¨®n el maestro Udaeta y la formaci¨®n granadina.De plantilla intermedia entre la de c¨¢mara y la sinf¨®nica, la Orquesta Ciudad de Granada, preparada y guiada por el rigor autocr¨ªtico de Udaeta, luci¨® a tope sus posibilidades en la Sinfon¨ªa n¨²mero 9 de Shostakovich. sin el pesimismo desesperanzado de otras escritas por el gran sovi¨¦tico, la obra da lugar a lo largo de su natural y espl¨¦ndida andadura al lucimiento de muchos instrumentistas. La Ciudad de Granada es, sin duda, la mejor orquesta que la ciudad ha tenido en su historia, m¨¦rito que se debe a sus fundadores y a su actual director.
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