D¨ªas de Baden-Baden
Peter Lynch, director del poderoso Fidelity Fund, empez¨® su carrera financiera haciendo de caddie en el golf del Augusta. Analista riguroso, pero tocado por un desgarro de informalidad estudiada, se permite puntualizar que la relaci¨®n precio-ganancia (el insufrible per) es pura perversi¨®n especulativa.Dirige uno de los mayores fondos de inversi¨®n, el Cluny de las casas de Bolsa, una especie de crisol fortificado en el que los analistas contrastan sus inclinaciones heterodoxas. Adem¨¢s, su radical subjetivismo le incorpora al grupo de brujos -con Andr¨¦ Kostolany a la cabeza- detractores distantes del an¨¢lisis t¨¦cnico, cr¨ªticos displicentes del an¨¢lisis fundamental y convencidos de que el mejor trato de los textos infumables es el auto de fe. El discurso r¨ªo de Lynch en su libro Un paso por delante de la Bolsa arranca del sentido com¨²n, para situar el punto de vista del inversor en la llamada aldea global.
Esta primavera de bolsistas perdedores permite apostillar que la rotaci¨®n de los t¨ªtulos alcanza v¨¦rtigos innecesarios. Desde luego, el dinero loco se pierde m¨¢s placenteramente en Montecarlo o Baden-Baden que en cualquier plaza financiera.
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