Reconversi¨®n metodol¨®gica
HACE POCO m¨¢s de cinco a?os, en enero de 1987, el ministro de Industria de entonces, Luis Carlos Croissier, y el tambi¨¦n entonces miembro de la ejecutiva del PSOE Jos¨¦ Luis Corcuera desautorizaban p¨²blicamente al secretario de Estado de Econom¨ªa, Guillermo de la Dehesa, por anticipar las intenciones del Gobierno sobre una segunda reconversi¨®n industrial que afectar¨ªa a sectores como el sider¨²rgico y la miner¨ªa, con p¨¦rdidas de puestos de trabajo no superiores a las calculadas recientemente por las autoridades econ¨®micas. Desde meses antes, la postura oficial era la de dar por concluido el proceso de reconversi¨®n, lo que no imped¨ªa reconocer al mismo tiempo "la necesidad de adaptar algunos sectores industriales no afectados por la ley de reconversi¨®n a las nuevas exigencias t¨¦cnicas y productivas que se derivan de nuestra integraci¨®n en la CE".Pues bien, esa voluntarista adaptaci¨®n no s¨®lo no se ha producido, sino que los sectores en cuesti¨®n han acentuado su desfase respecto a las exigencias competitivas del mercado comunitario, al tiempo que siguen drenando sumas importantes de recursos p¨²blicos y, en consecuencia, demandando soluciones no menos radicales, aunque s¨ª m¨¢s urgentes, que las ensayadas entonces. Tampoco las consiguientes tensiones sociales tienen mucho que envidiar a las originadas entonces. Dif¨ªcilmente podr¨ªa disponerse de evidencias m¨¢s relevantes para ilustrar las consecuencias de esa suerte de empecinamiento en camuflar la verdadera naturaleza de los problemas y postergar sus soluciones; de ese intento por condicionar la racionalidad que ha de presidir la adopci¨®n de decisiones econ¨®micas trascendentales a particulares intereses pol¨ªticos.
La forma en que se est¨¢ abordando en estos d¨ªas la necesaria reconversi¨®n de la siderurgia en el Pa¨ªs Vasco parece marcar un significativo cambio, cuando menos en el m¨¦todo, en el tratamiento de estos problemas. La negociaci¨®n entre los Gobiernos central y vasco sobre la base de encontrar una soluci¨®n econ¨®micamente viable para el sector de la siderurgia integral y de los aceros especiales, a pesar de su evidente dificultad, ha acercado a ambos Ejecutivos en aspectos tan importantes como la financiaci¨®n de la reconversi¨®n de Altos Hornos de Vizcaya (AHV), calculada en m¨¢s de 625.000 millones de pesetas, o el posible cierre de las plantas de Acenor en Llodio y Hernani. La disposici¨®n del Gobierno vasco a colaborar en la financiaci¨®n del proceso de reconversi¨®n de ambas empresas, la introducci¨®n, en definitiva, del principio de corresponsabilidad entre ambos Ejecutivos, constituye un avance significativo susceptible de extensi¨®n al tratamiento de problemas similares en otras regiones.
La significaci¨®n de esa convergencia no puede echarse en saco roto; esa cesi¨®n de protagonismo al Gobierno vasco por el ministro Aranzadi, aunque haya estado en gran medida determinada por la propia urgencia que requiere la soluci¨®n de esos problemas y las propias limitaciones presupuestarias de la Administraci¨®n central, constituye una actuaci¨®n razonable. Como responsable ha sido la actitud de los pol¨ªticos vascos al aceptar la propuesta de la Administraci¨®n central de tomar una participaci¨®n accionarial en las empresas que nazcan como consecuencia de la reconversi¨®n de Acenor y AHV. Esa apuesta de la Administraci¨®n aut¨®noma por dos sectores fundamentales de su econom¨ªa exigir¨¢ un considerable esfuerzo presupuestario en los pr¨®ximos a?os que los responsables vascos no han ocultado a sus ciudadanos.
Una experiencia que de culminarse satisfactoriamente podr¨ªa constituir una referencia esencial para otros procesos de reconversi¨®n igualmente aplazados. Un m¨¦todo que, sin sacrificio de racionalidad, posibilite la existencia de un espacio para el di¨¢logo entre esos poderes p¨²blicos y los afectados por las decisiones de reconversi¨®n.
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