Aranguren y Zubiri

Me dirijo a usted para a?adir algo que, si bien no altera sustancialmente el contenido de su editorial del d¨ªa 10 de marzo de 1992 sobre la figura de Aranguren, s¨ª puede hacer justicia y situar las cosas, desde el punto de vista hist¨®rico e intelectual, en su verdadero lugar. En efecto, Aranguren es heredero, junto con Mar¨ªa Zambrano y el mismo J. Mar¨ªas, de la tradici¨®n filos¨®fica espa?ola iniciada por Unamuno, Ortega, Morente y otros, pero no es menos cierto que ¨¦ste, en cuanto pensador que se dedica fundamentalmente a la ¨¦tica, bebe de Zubiri. Son muchas las veces que hemos o¨ªdo decir a nuestro pensador y hemos le¨ªdo del mismo que su maestro es Zubiri. El pensamiento zubiriano es reconducido en Aranguren al campo de la ¨¦tica, ampli¨¢ndolo si cabe, pero justo por esto hay que decir que la ¨¦tica de Aranguren tiene sus cimientos en las reflexiones que sobre la persona y sus dimensiones, entre las que se encuentra la moral, hace Xabier Zubiri.Es notorio que nuestra tradici¨®n filos¨®fica es reducida en nombres, pero si adem¨¢s olvidamos y no situamos lo que tenemos en su justo lugar, lo poco que hay acabar¨¢ por ser nada. Ahora que los fastos, y lo que me temo nefastos acontecimientos, del 92 est¨¢n en su m¨¢xima pompa es hora de proyectar para el 93. En este sentido le invito, se?or director, a que, con motivo del d¨¦cimo aniversario de la muerte de Zubiri, su peri¨®dico dedique un monogr¨¢fico a figura tan se?era y fundamental del pensamiento espa?ol, con tal de que se descubra y se aprecie la vigencia y la importancia de Xabier Zubiri.-