La movida resucita en la sala El Sol con el alma del grupo Nacha Pop
Antonio Vega actu¨® el martes en la sala El Sol, en la calle de los Jardines. ?ste era el primero de una serie de recitales -"al menos uno por semana"- que el due?o de El Sol, Antonio Gast¨®n, organizar¨¢, en un intento de revitalizar un local que fue clave en la llamada movida madrile?a de los a?os ochenta y que estaba atravesando una mala racha.Un cartel en la misma sala fue el ¨²nico anuncio: "Concierto de Antonio Vega en El Sol. Calle Jardines, 3. Martes 24 de marzo, de 12 a 3 de la madrugada. Precio: 2.000 pesetas. Barra libre". Un plato tan apetecible que hac¨ªa dudar de su veracidad. Pero acertaron quienes prefirieron comprar las entradas con anticipaci¨®n. A las 0.15, el aforo estaba completo, y decenas de personas se agolpaban en la puerta del m¨ªtico Sol de Jardines intentando entrar en vano.
Antonio Gast¨®n, el due?o, sentado en su mesa de siempre, asiste con deleite al lleno de la sala, que, seg¨²n los asiduos, ha ido perdiendo clientes paulatinamente.
"Desde hace un a?o, El Sol ya no es lo que era", comenta Andr¨¦s, de 29 a?os. "No viene nadie. Los habituales aparecen de tarde en tarde, y los viernes y s¨¢bados, aunque hay m¨¢s gente, son todos peque?ecos". Andr¨¦s reconoce que estuvo casi tres a?os acudiendo a El Sol a diario y que ahora no va ni una vez al mes. "Yo fui de los que estuvieron en la inauguraci¨®n", a?ade.
El Sol se inaugur¨® el 9 de abril de 1979 con un recital de Nacha Pop. Para revitalizar la sala, Gast¨®n ha elegido a Antonio Vega, el que fue cantante y alma de aquel grupo.
"Hay que darle vidilla al Sol", asegura con fuerza Antonio Vega. ?l califica de "rom¨¢ntico y nost¨¢lgico" el momento en que, a la 1.20, abri¨® la primera parte de su recital con Mis dos amigos, uno de los temas de su ¨²ltimo disco. Le acompa?aban en el escenario Nacho B¨¦jar (guitarra), David Elorriaga (bajo), Carlos de Yebra (bater¨ªa) y Basilio Mart¨ªn (teclados).
"Esto es una fiesta", dice Antonio Vega nada m¨¢s salir al escenario. Y su p¨²blico lo corrobora acompa?¨¢ndole constantemente en todos los temas sin olvidar ni una palabra de las letras y coreando su nombre entre canci¨®n y canci¨®n.
Al escenario de El Sol se llega subiendo s¨®lo tres escalones. "Est¨¢ tan cerca que podr¨ªa tocarle", comenta una chica a su amiga. Las dos sonr¨ªen, como sonr¨ªen todas las chicas que han acudido a la sala.
"Quiero dar un nuevo giro a El Sol y que tenga el sentido que ha tenido siempre; volver a sus or¨ªgenes con actuaciones en directo. Creo que es un momento propicio. Apenas hay locales con actuaciones y yo estoy abierto a todo", afirma Antonio Gast¨®n. Un admirador de Antonio Vega sentencia: "Se ha acabado la ¨¦poca de los macroconciertos". Es el momento de las salas peque?as.
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