Se edita en Espa?a `La tierra caliente', relato sobre el matricidio y el destino de los viajeros
No vive el autor de El cielo protector en una villa con cipreses de la ciudad internacional que fue T¨¢nger, sino en un peque?o apartamento desconchado de un edificio gris. All¨ª recibi¨® ayer a un grupo de periodistas espa?oles, se expres¨® en un castellano r¨ªtmico y preciso, brome¨® a cada paso de forma extremadamente sutil y evit¨® las preguntas que comenzaban con "?por qu¨¦?".Sobre la mesa y en las estanter¨ªas del sal¨®n se extienden un libro con las poes¨ªas de Lorca, una colecci¨®n de entrevistas a Roland Barthes o los discos compactos de Pierre Boulez dirigiendo la m¨²sica de Webern. Alta cultura.
Destino negro
La tierra caliente, en traducci¨®n de Rodrigo Rey Rosa, quiso publicarla Bowles con seud¨®nimo "porque no se parece a las otras". A1 escritor, que no cree en g¨¦neros sino en obras buenas o malas, no le molesta que se diga que su novela es negra, pero s¨®lo porque el destino es extra?o y negro. "Las madres no son femeninas", dice. "La madre es la jaula de donde el joven quiere escapar. En mi caso, mi padre fue mucho peor; la madre s¨ª era tierna y agradable en todo, pero quer¨ªa escaparme de todas maneras. Yo creo que todos los j¨®venes piden eso. La palabra familia es venenosa, creo yo". Y a?ade con una sombra de iron¨ªa: "El h¨¦roe es malo no porque mate a su madre, sino por querer el dinero, porque quiere lo que ella ten¨ªa".El matricida, en su inconsciente, todav¨ªa tiene miedo de ella despu¨¦s de matarla. Bowles no considera que todos los personajes de la obra sean infelices; m¨¢s bien le parece que su emoci¨®n principal es el miedo, "que es el que hace dar la vuelta al mundo, la emoci¨®n m¨¢s potente, m¨¢s que el amor".
"El amor", contin¨²a Bowles, "no mueve el mundo, reproduce la especie. No es tan importante como el miedo, que
viene primero, el miedo de dejar de vivir, pues se comprende que cualquiera quiere seguir viviendo, y todo lo que est¨¢ fuera te amenaza, porque si no tienes miedo dejas de respirar".
Hay una forma de perder el miedo: morir. Para Bowles la burgues¨ªa tiene dinero, confort, pero el mismo miedo a morir. "Nada protege al hombre de la muerte. Nada. Hay gente que cree en la inmortalidad; parece que esa gente tiene menos miedo, pero, ?por qu¨¦? Deber¨ªan tener el mismo porque nadie ha comprobado, y nadie lo va a comprobar, que exista la inmortalidad".
La nostalgia de Bowles es ahora el tiempo en que el mundo exterior no constitu¨ªa una amenaza sino una sorpresa, la ni?ez. "Me gustar¨ªa ser un ni?o otra vez, porque el aire huele mejor. Ahora que tengo 81 a?os hay menos posibilidad de gozar de la vida. Un ni?o est¨¢ libre, sale, ve el sol, las flores, puede respirar plenamente. Un hombre de mi edad sale y est¨¢ consciente de varios peque?os dolores. No es interesante. El ni?o tiene la impresi¨®n de que el mundo es maravilloso, no tiene miedo, es inocente. Tal vez tengo la nostalgia de esa inocencia, y eso que no creo que la vida de un ni?o sea el para¨ªso; sufren mucho, m¨¢s que un adulto; sufren, sienten y gozan todo mucho m¨¢s".
La tierra caliente es su ¨²ltima novela, pero no sabe decir las causas de haber escrito ninguna otra desde 1966. "Puede que porque no se me ocurri¨® o no se me present¨® ning¨²n nuevo argumento, puede que por la vejez o la flojera, qui¨¦n sabe; porque cuando uno dice ?por qu¨¦? no puedo contestar. Para contestar a una pregunta que empieza con ?por qu¨¦? hay que estar consciente, y como yo no lo estoy no lo puedo decir, por
que cuando no estoy escribiendo no estoy pensando".
En el cap¨ªtulo de reproches, comenta que Miquel Barcel¨® nunca le ha escrito desde entonces, desde que le escrib¨ª?> un texto para unos dibujos por mediaci¨®n de un editor que, cuenta Bowles, result¨® ser traficante de hero¨ªna y desapareci¨®. Tambi¨¦n critica a una bi¨®grafa de su mujer, Jane Bowles, por no retratar a la Jane de antes de la enfermedad que le caus¨® la muerte, divertida y cuya principal cualidad era su humor, sino a una mujer que ya no era ella durante la "horrible" dolencia que dur¨® 16 a?os.
"Ni cuando est¨¦ muri¨¦ndome voy a decir que hubo una ¨¦poca en la que me sent¨ªa maduro", termina diciendo Bowles, "porque uno siempre est¨¢ cambiando y nunca llega a nada. Llegar a algo tampoco es necesario. Morir s¨ª, todo lo inevitable es necesario".
Babelia
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