Los costes financieros de la uni¨®n europea frenan el impulso de la cumbre de Maastricht
Tras la euforia del Tratado de Uni¨®n Europea, la Comunidad Europea (CE) sufre par¨¢lisis. La maquinaria burocr¨¢tica vive entre par¨¦ntesis, bloqueada, porque a la divisi¨®n entre lo! Doce se a?ade la incertidumbre sobre qui¨¦n va a ser el pr¨®ximo presidente de la Comisi¨®n Europea. Hay quien habla de la resaca de Maastricht, como si los Doce, a la hora de aprobar los retos de la uni¨®n pol¨ªtica y monetaria, no hubieran ca¨ªdo en la cuenta de las consecuencias financieras.
El hecho es que, despu¨¦s de a?os de un ritmo vertiginoso de proyectos y de acuerdos, la CE ha entrado en un letargo s¨®lo sacudido por los rumores de pasillo. Estados Unidos se ha dado cuenta del vac¨ªo y ha acentuado la presi¨®n para arrinconar en la escena internacional a los Doce, que parecen sin capacidad de respuesta. Cuando los periodistas preguntan cu¨¢l es la posici¨®n sobre las presuntas ayudas ilegales al proyecto Airbus o la subvenci¨®n comunitaria por hect¨¢rea para la producci¨®n de soja que el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) considera Ilegal., la Comisi¨®n o a¨²n no lo ha discutido, o no sabe-no contesta." Lo que sucede es algo l¨®gico: despu¨¦s de aprobar la selectividad de la uni¨®n europea, los Doce se han tomado un respiro para ocuparse de sus asuntos internos", afirma un alto responsable comunitario.
Tres pa¨ªses de la CE (Francia, Italia y el Reino Unido) est¨¢n o han estado inmersos en procesos electorales. Otros, como Alemania, viven una pol¨¦mica interna sobre el efecto de la uni¨®n europea en las competencias de los l?nder. M¨¢s que a falta de iniciativa por temor al fracaso de la presidencia portuguesa, la situaci¨®n responde a la necesidad psicol¨®gica que los Doce ten¨ªan de tomarse unas vacaciones en las tareas de Bruselas.
La prueba es la reiterada ausencia de ministros en las ¨²ltimas reuniones de la CE. El pasado lunes, a la hora de intentar un acuerdo sobre los residuos, el ministro de Medio Ambiente portugu¨¦s, que ejerc¨ªa la presidencia, se qued¨® solo con sus hom¨®logos de Grecia y Luxemburgo.
Todos los socios comunitarios est¨¢n con el aliento contenido para no enturbiar el proceso de ratificaci¨®n del Tratado de Uni¨®n Europea, que en algunos pa¨ªses se presenta con problemas. El pr¨®ximo d¨ªa 2 de junio, Dinamarca celebrar¨¢ un refer¨¦ndum al que los daneses acuden con una mayor¨ªa de indecisos, pero a la vez con m¨¢s partidarios del no que del s¨ª a Europa. La consulta ha sido retrasada en Irlanda, en un intento del Gobierno de evitar que el pronunciamiento sobre el acuerdo de Maastricht se convierta en un plebiscito sobre el aborto.
La Comisi¨®n Europea ha presentado su plan de perspectivas financieras, que significa un aumento progresivo del presupuesto hasta un 3 1% m¨¢s en 1997 si se quiere hacer frente a los retos asumidos en Maastricht. La mitad de esa factura a?adida ir¨¢ destinada a sufragar el reforzamiento de la cohesi¨®n, incluido el fondo de convergencia para ayudar a Espa?a, Portugal, Grecia e Irlanda a compensar una parte del ajuste necesario para la moneda ¨²nica. Los ocho pa¨ªses restantes consideran excesiva la factura, y el verdadero debate sigue pendiente, lo que hace casi imposible un acuerdo en la cumbre de Lisboa en junio.
Protestas germanas
Alemania, el socio capitalista de la CE, inmersa ahora en el problema del d¨¦ficit p¨²blico provocado por la unificaci¨®n, se ha convertido en la cabeza de fila de los protestones. La propuesta de Delors exige demasiado dinero, afirma el ministro de Finanzas, Theo Waigel, y significar¨ªa para su pa¨ªs pasar de una contribuci¨®n de 9.000 millones de ecus (1,17 billones de pesetas) este a?o a "una cantidad inaceptable" de 11.500 millones (1,49 billones) en 1995.
En medio del problema de las contribuciones est¨¢ el cheque brit¨¢nico, o la revisi¨®n del acuerdo que logr¨® Margaret Thatcher en 1984, conforme al cual los dem¨¢s pa¨ªses pagan un reintegro al Reino Unido que le permite ahorrarse al a?o 400.000 millones de pesetas de su cuota a las arcas comunitarias. Sin esos pagos extras habr¨ªa dinero para los pobres sin necesidad de aumentar el presupuesto, argumentan algunos Gobiernos a sabiendas de que con ese argumento abren la caja de los truenos.
Pero el problema es m¨¢s grave, seg¨²n un comisario de la CE, porque "Alemania quiere modificar¨¢ su favor las reglas de juego acordadas en Maastricht". Los m¨¢ximos responsables del Bundesbank han empezado a ha blar de una moneda ¨²nica que se llame euromarco y de adaptar a la medida de la econom¨ªa alemana los compromisos de la uni¨®n monetaria. Los alemanes piden una compensaci¨®n porque "no se ha ido suficientemente lejos en materia de uni¨®n pol¨ªtica y de cooperaci¨®n policial y judicial".El marco de la ampliaci¨®n a nuevos socios, prioridad para la cumbre de Lisboa, se enfrenta a la posici¨®n de los pa¨ªses que, como Espa?a y Francia, defienden que no se pueden abrir las puertas si la Comunidad no se consolida antes desde dentro.A la necesidad psicol¨®gica de un descanso y al retorno a los problemas internos se a?ade el des¨¢nimo de una coyuntura econ¨®mica d¨¦bil que hace m¨¢s dif¨ªcil el acuerdo financiero, pero que a la vez introduce pesimismo sobre las grandes reformas -mercado ¨²nico y uni¨®n monetaria- concebidas en a?os de esplendor de la econom¨ªa europea.
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