El Madrid sobrevive al 'catenaccio' del Torino
El Madrid sobrevivi¨® a una noche muy dificil. Fue un partido que comenz¨® con sordina y termin¨® a todo trapo: hubo goles, bronca en la cancha y tensi¨®n en los grader¨ªos. El Madrid no claudic¨® al gol del Torino, y ah¨ª estuvo su mayor m¨¦rito. Fue capaz de sobreponerse a un resultado adverso, algo que no hab¨ªa ocurrido en toda la temporada. Esta dureza psicol¨®gica tendr¨¢ que acreditarla en Tur¨ªn, donde le espera un duelo tremendo.El juego apenas existi¨® en Chamart¨ªn, sometido el f¨²tbol a las condiciones que puso el equipo italiano. El Torino apel¨® al catenaccio. Metido en su campo, confiado en el desgaste mental del Madrid, el Torino no dej¨® un gramo de grandeza en el c¨¦sped. Hizo todas esas cosas que enlazan con la peor tradici¨®n del f¨²tbol italiano: la especulaci¨®n con el resultado, el papel secundario de sus mejores jugadores y su habilidad para sacar petr¨®leo de cualquier concesi¨®n de sus adversarios.
La m¨¦zquina f¨®rmula italiana provoc¨® dificultades en el Madrid y tambi¨¦n en el Torino. Scifo, Mart¨ªn Vazquez y Lentini sobraron en un equipo que no quiso la pelota. Para el Madrid, fue una lucha desesperada. Ten¨ªa el equipo de Beenhakker un mont¨®n de asignaturas pendientes: su pobre trayectoria europea en los ¨²ltimos a?os, un rival italiano y la falta de recursos para atacar el blindaje del Torino. Por un momento aparecieron todos los fantasmas. Fue cuando marc¨® Casagrande. Entonces se enfrent¨® el Madrid al peor paisaje posible: la eliminaci¨®n en su cancha y las viejas acusaciones de debilidad. Ni tan siquiera la atm¨®sfera ayudaba al Madrid. La primera parte se hab¨ªa vivido bajo silencio. Nada quedaba de las c¨¦lebres noche europeas del Bernab¨¦u. Sin ning¨²n calor ambiental, el Madrid se dispuso a una dura labor de zapa. La ¨²nica v¨ªa de penetraci¨®n estaba propiciada por un error conceptual de los rivales. El Torino dedic¨® toda su atenci¨®n a Hierro, al que concedi¨® el status de Maradona. Para detenerle, Mondonico le dedic¨® un defensa central, Annoni, que acababa perdido en el centro del campo, a la busca de un futbolista que s¨®lo tiene peligro de veras en el ¨¢rea de remate. El Madrid encontr¨® el boquete en el centro de la defensa italiana en algunos pases interiores. Era una concesi¨®n inesperada del Torino, un suspenso en catenaccio.
El partido lleg¨® a un punto de indefinici¨®n en los ¨²ltimos momentos del primer periodo. El Madrid comenz¨® a desesperarse y el Torino renunci¨® a jugar. Mart¨ªn V¨¢zquez parec¨ªa abrumado por su retorno al Bernab¨¦u, por el rechazo de su equipo a crear f¨²tbol y por su actitud indolente. Era un partido que deb¨ªan ganarlo los grandes jugadores, y por all¨¢ no apareci¨® Mart¨ªn V¨¢zquez.
La noche perteneci¨® a Michel, un futbolista que siempre ha vivido bajo sospecha. El interior madridista gan¨® el partido pata su equipo. Hab¨ªa marcado Casagrande tras un error de Buyo y se necesitaba algo m¨¢s que la presencia de Rocha para intimidar al Torino. Fue la hora de Michel. En la banda derecha destroz¨® a Policano y particip¨® en casi todas las jugadas que se produjeron en la ¨²ltima media hora. En los dos goles estuvo colosal. En el primero, quebr¨® con una soltura deslumbrante a un defensa italiano y dio un pase rapid¨ªsimo a Hagi. El segundo tanto tuvo los matices habituales en Michel. Desde la raya de fondo es formidable. Cruz¨® la pelota con el punto exacto de suavidad y colocaci¨®n, uno de esos centros que siempre busca Hierro. Entre todos los defensores italiano, se elev¨® y cabece¨®. Un gran gol.
El partido entr¨® entonces en v¨ªa abierta. Butrague?o desbord¨® siempre a Bruno, pero apenas recibi¨® la pelota. El Madrid ve¨ªa la posibilidad de un nuevo gol, y sin embargo tuvo que agradecer su victoria a una majestuosa intervenci¨®n de Buyo, que rechaz¨® de manera milagrosa un remate de Lentini. Eran los coletazos de un partido que acab¨® de forma sintom¨¢tica: con Michel como h¨¦roe y Mart¨ªn V¨¢zquez de lateral izquierdo, un triste destino para un gran jugador.
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