Los conservadores dicen que su derrota supondr¨ªa el ascenso del fascismo y la quiebra del Reino Unido
Los conservadores han adoptado un tono casi apocal¨ªptico en sus ¨²ltimos d¨ªas de campa?a. Los laboristas romper¨¢n para siempre el Reino Unido con la autonom¨ªa escocesa", advierte John Major. Los liberal-dem¨®cratas "abrir¨¢n la puerta al fascismo" si logran reformar la ley electoral, a?ade el ministro del Interior, Kenneth Baker. Neil Kinnock, el l¨ªder laborista, exhibe, por el contrario, una apabullante fe en la victoria: "Estoy seguro de que Major, como buen deportista, ser¨¢ un buen perdedor". "Creo que lo sentir¨¦ por ¨¦l", agreg¨® Kinnock.
Las elecciones de ma?ana se han puesto muy, muy dif¨ªciles para los conservadores. Una victoria del actual primer ministro, John Major, constituir¨ªa la mayor sorpresa electoral desde la derrota de Winston Churchill en las elecciones celebradas en 1945.Ni siquiera los tories m¨¢s optimistas creen posible obtener la mayor¨ªa absoluta, aunque no se ha extinguido la esperanza de que un giro de ¨²ltima hora en la opini¨®n de los votantes les permita llegar a formar un Gobierno minoritario.
La opci¨®n de un Parlamento sin mayor¨ªa clara es la m¨¢s veros¨ªmil, seg¨²n las encuestas. S¨®lo un Gabinete de coalici¨®n de conservadores o laboristas con los liberal-dem¨®cratas permitir¨ªa un Gobierno estable, pero tanto Major como Kinnock rechazan tal posibilidad. Ello hace muy probable la hip¨®tesis de una nueva convocatoria de elecciones, probablemente en octubre.
Los laboristas, sin embargo, afirman que los sondeos perciben un sutil giro hacia la izquierda en varias circunscripciones claves, y que ma?ana a las diez de la noche, cuando se cierren las urnas, su partido habr¨¢ obtenido la mayor¨ªa absoluta.
Grandes partidos
A tenor de lo visto y o¨ªdo en los ¨²ltimos d¨ªas de campa?a, pocos votantes indecisos se habr¨¢n inclinado por uno u otro de los grandes partidos. Neil Kinnock protagoniz¨® una imp¨²dica exhibici¨®n de oportunismo en televisi¨®n, el lunes por la noche, cuando un joven miembro del p¨²blico le pregunt¨® si estaba a favor o en contra de reformar la ley electoral: "Claro, est¨¢ bastante claro, desde aqu¨ª donde estoy sentado...", comenz¨® a perorar."Diga s¨ª o no, por favor", pidi¨® el joven. "Lo que debo decir, francamente, es que en 1987 asist¨ª a una reuni¨®n de mi partido... ". La audiencia presente en el estudio se carcajeaba sonoramente mientras el l¨ªder laborista desgranaba un rosario de incoherencias, para evitar pronunciarse sobre la representaci¨®n proporcional que piden con insistencia los liberal-dem¨®cratas.
No menos penosa fue la actuaci¨®n de John Major esa misma noche, ante un entrevistador de la BBC. El periodista, al que los tories acusaron inmediatamente de anticonservador, logr¨® que Major acabara reconoci¨¦ndose culpable de haber desencadenado la recesi¨®n cuando ocupaba la direcci¨®n de las finanzas brit¨¢nicas. El primer ministro admiti¨® tambi¨¦n que Margaret Thatcher nunca debi¨® abandonar el liderazgo, poni¨¦ndose a s¨ª mismo en una situaci¨®n m¨¢s que inc¨®moda.
Malestar y desavenencias
Los conservadores han gastado en la campa?a unos 3.800 millones de pesetas, seg¨²n estimaciones de la industria publicitaria, y el resultado ha sido francamente negativo. No han ganado apoyo, sino que lo han perdido: del 39% con que empez¨® la carrera electoral ha pasado al 36,5% a falta de un solo d¨ªa para la votaci¨®n.El malestar y las desavenencias son evidentes en el cuartel general torie de Smith Square, y ya circulan apuestas sobre las cabezas que van a rodar si no se produce una reacci¨®n de ultim¨ªsima hora entre el electorado.
Los laboristas, a su vez, han gastado unos 1.450 millones y han bajado del 40% al 38,7%, lo que les situar¨ªa a unos 20 esca?os de la mayor¨ªa absoluta (si no se produce el giro que pronostican en ciertas circunscripciones vitales).
S¨®lo los liberal-dem¨®cratas han sacado jugo a su modesta inversi¨®n: con 380 millones de pesetas, han subido del 15% al 20%. Pero su ascenso ser¨¢ escasamente perceptible en el Parlamento, ya que el sistema electoral mayoritario les penalizar¨¢ de nuevo: con una quinta parte de los votos, obtendr¨¢n solamente el 5% de los esca?os.
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