Txikierdi

LA IMPORTANCIA de la detenci¨®n de la c¨²pula de ETA en Francia no empalidece la de la extradici¨®n a Espa?a de Juan Lorenzo Lasa Michelena, alias Txikierdi, uno de los dirigentes de la organizaci¨®n terrorista durante los primeros a?os ochenta. No es la primera de las extradiciones llevadas a cabo recientemente, pero s¨ª lo es la de un destacado activista de ETA, al que, adem¨¢s, la justicia francesa conden¨® en 1985 por asociaci¨®n de malhechores en la primera sentencia en que se despoj¨® del estatuto de refugiado pol¨ªtico a un vasco acogido al derecho de asilo.La extradici¨®n de Txikierdi es trascendente para Espa?a por dos motivos: por el nivel de militancia org¨¢nica del terrorista entregado y por lo que supone de avance en la aplicaci¨®n de uno de los mecanismos de cooperaci¨®n internacional contra el terrorismo de mayor tradici¨®n entre los Estados democr¨¢ticos. La constataci¨®n de que tras rendir cuentas a la justicia francesa queda abierto el camino que lleva, inexorablemente, a rendirlas ante la espa?ola es tambi¨¦n un aviso para una buena parte del medio centenar de terroristas de ETA, varios de ellos destacados dirigentes con grav¨ªsimas imputaciones delictivas en Espa?a, que cumplen actualmente condena en Francia.

Lasa Michelena, Txikierdi, deber¨¢ responder ante la justicia espa?ola de delitos mucho m¨¢s graves que el de asociaci¨®n de malhechores. Los sumarios abiertos contra ¨¦l tienen que ver con su presunta participaci¨®n, como inductor, en los numerosos asesinatos y secuestros llevados a cabo por la banda terrorista ETA en los a?os en que fue uno de los integrantes de su c¨²pula dirigente. El que responda de los cr¨ªmenes que se le imputan en Espa?a no s¨®lo es una exigencia de estricta justicia. Es el colof¨®n natural de las relaciones que deben mantener dos pa¨ªses democr¨¢ticos que se han obligado internacionalmente a cooperar en la lucha contra la lacra del terrorismo. Ni desde el punto de vista de la buena vecindad, ni desde el de los principios que inspiran la legislaci¨®n com¨²n europea de ayuda mutua en materia de terrorismo, tiene sentido que tanto Francia como Espa?a no utilicen al m¨¢ximo todos los mecanismos legales de colaboraci¨®n, y mucho menos el de extradici¨®n.

Al ser un procedimiento judicial, goza de mayor fundamento y de m¨¢s garant¨ªas que otros de car¨¢cter administrativo, sin duda m¨¢s expeditivos, como las expulsiones de urgencia propiciadas por el Gobierno conservador franc¨¦s en el bienio 1986-1988, pero que a la postre resultaron menos eficaces. La enorme evoluci¨®n habida en Francia sobre el tratamiento del fen¨®meno de ETA, desde el acoso policial al endurecimiento penal, no puede dejar de completarse con la extradici¨®n a Espa?a de aquellos de sus miembros sobre los que exista una reclamaci¨®n fundada por parte de las autoridades judiciales espa?olas.

Los terroristas de ETA en manos de Francia deben saber que, llegado el momento, tendr¨¢n que responder de sus cr¨ªmenes ante la justicia espa?ola. Si no fuera as¨ª, algo muy importante seguir¨ªa faltando en la batalla conjunta que Espa?a y Francia libran contra los profesionales del crimen y el terror.