P¨¦simo comienzo de Ballesteros y Olaz¨¢bal en el Masters de golf de Augusta
El optimismo previo de Severiano Ballesteros y Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal hubo de ceder el paso a la preocupaci¨®n tras la primera vuelta del Masters de Augusta (EE UU), (Canal +). Los dos espa?oles, con unos pobres 75 (+3) y 76 (+4) golpes, respectivamente, tendr¨¢n que esmerarse para eludir la eliminaci¨®n en un torneo que rebosa de incertidumbre. Los estadounidenses Lanny Wadkins, de 42 a?os, y Jeff Sluman, de 34, lo dominan con 65 (-7).
Perfeccionismo se llama la figura. Siempre, en efecto, se debe aspirar a mejorar. Olaz¨¢bal se sent¨ªa satisfecho de su juego, pero a¨²n deseaba afinarlo m¨¢s. ?En qu¨¦ aspecto? En el de sus drives, que le obsesionan. Desde que le trajeran por la calle de la amargura doce meses atr¨¢s, est¨¢ pendiente de ellos, de su m¨¢s m¨ªnima desviaci¨®n. Por eso recurri¨® a ¨²ltima hora a un especialista para que redujese la curvatura de la cara del palo. En el fondo, ¨¦l prefiere que sea bastante pronunciada por una cuesti¨®n visual. As¨ª aprecia con m¨¢s nitidez el punto exacto con el que debe golpear la pelota: la zona central. Esta vez, sin embargo, decidi¨® aplanarla para correr menos riesgos, para asegurarse. Sus posibilidades de equivocarse, aunque apenas fuese por mil¨ªmetros, disminuir¨ªan ciertamente ampliando su parte recta. Anteayer por la tarde, luego de la correcci¨®n mec¨¢nica, estaba encantado: "Ahora, seis lanzamientos cerrados. Bien. Ahora, seis abiertos. Estupendo. Ahora, seis rectos. Fenomenal".Pero el hecho de que el ensayo general con todo sea excelente no garantiza que el estreno tambi¨¦n resulte as¨ª. Adem¨¢s, el vasco no hab¨ªa podido por menos que confesar que le abrumaba tanta presi¨®n: en las apuestas, Ballesteros y ¨¦l eran los segundos, con una cotizaci¨®n de 6 a 1, tras Couples, con 5 a 1. Para ¨¦l se trataba de reeditar su gran oportunidad de 1991 desde un principio, pero siendo consciente de lo complejo e imprevisible de su deporte. Por eso el cielo se le vino abajo cuando la desgracia se apresur¨® a salirle al encuentro.,
Se hallaba en el tee del hoyo 2. En el green del 1 acababa de perder un birdie desde dos metros. Pero ten¨ªa casi toda la andadura por delante. "Ya vendr¨¢n otros", debi¨® de pensar mientras bat¨ªa su driver. Algo fall¨®, no obstante. El detalle de que fuese menos curvo no fue suficiente para que la pelota se fuese tan a la derecha de la calle que aterriz¨® entre la arboleda. Olaz¨¢bal se mordi¨® los labios y, consider¨¢ndola perdida, lanz¨® otra provisional. Pero la primera apareci¨® al cabo. Mejor que no lo hubiese hecho porque entonces su tarjeta s¨®lo habr¨ªa acumulado dos golpes. Tuvo que declararla "injugable", puesto que se hallaba en plena maleza, y retroceder a la salida para efectuar ya su tercer tiro. En definitiva, el primer bogey al asalto.
El subcampe¨®n se mostr¨® tan contrariado por su percance que en el 3 y el 5 incurri¨® en otros dos bogeys. Ya estaba con +3 nada m¨¢s empezar. No se pod¨ªa consentir m¨¢s errores si no quer¨ªa ver arruinadas a la carrera todas sus expectativas. Pero no pudo evitar la irregularidad por culpa de la tension. Cada vez que un birdie le ayud¨®, como en el 10 y el 15, un bogey le zancadille¨® de inmediato, en el 11 y el 16.
Maldito car¨¢cter
A Ballesteros, mientras tanto, no le fue mucho mejor. El primer problema que no supo resolver fue el de s¨ª mismo, el de su maldito car¨¢cter. Pero, para bien, para mal o para todo lo contrario, es como es y, a estas alturas, ya no tiene remedio. Si un fot¨®grafo aprieta a destiempo el bot¨®n de su c¨¢mara o no permanece est¨¢tico, le llevan los diablos y se descentra. Su bola se hab¨ªa deslizado mas alla del green del 4 y estaba estudiando como dejarla lo m¨¢s cerca posible de la bandera cuando uno le dio al clic. Irritado, el c¨¢ntabro se lo recrimin¨®. Su concentraci¨®n ya no fue la id¨®nea y su posterior bogey, con el agravante de la corbata, le hizo fulminar con la mirada al joven reportero, que a duras penas aparentaba mantenerse imperturbable.
Los putts tampoco tendieron ni antes ni despu¨¦s una mano a Ballesteros. La coincidencia con que Couples, la gran esperanza inicial estadounidense, y John Daly, el rey del drive, le precediesen en el camino le permiti¨® tener m¨¢s aire para respirar. Pero, aun as¨ª, careci¨® de serenidad y fortuna.
Clasificaci¨®n: 1. Wadkins (EE UU) y Sluman (EE UU), 65 golpes. 3. Grady (Australia), Love (EE UU) y Hulbert (EE UU) y Schulz (EE UU), 68. 6. Nicklaus (EE UU), Floyd (EE UU), Woosnam (Gales), Langer (Alemania), Couples (EE UU).
20. Norman (Australia) y Baker-Finch (Australia), 70. 30. Faldo (Inglaterra) y Daly (EE UU), 71. 69. Severiano Ballesteros, 75. 73. Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, 76.
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