S¨¢bato, sobre Cuba
Con gran simpat¨ªa conversamos en el hotel con un periodista de la calidad de Miguel Bay¨®n, que se propon¨ªa obtener una p¨¢gina para el reportaje. Los inevitables cortes [en la entrevista aparecida el jueves 9 de abril en EL PA?S] no permiten matizar mi pensamiento. Por lo menos querr¨ªa esclarecer mi posici¨®n frente a Castro y Guevara, aunque lo he hecho en largos art¨ªculos period¨ªsticos.Siempre he dicho que en Cuba se hicieron cosas de valor en lo que se refiere a la justicia social, pero con el terrible coste de la libertad que ¨²nicamente pernute un r¨¦gimen democr¨¢tico. Persecuciones, presos pol¨ªticos, y todo lo que es cl¨¢sico de las dictaduras. Pienso, sin embargo, que debemos dar una salida que impida males a¨²n mayores y hasta tr¨¢gicos. S¨®lo se lograr¨¢ mediante elecciones rigurosa y controladamente libres para establecer un r¨¦gimen democr¨¢tico. El empecinamiento de Castro es el mayor impedimento.
En cuanto a Guevara, lo he enaltecido en art¨ªculos y en un largo cap¨ªtulo de Abadd¨®n. Cualesquiera hayan sido mis discrepancias ideol¨®gicas, siempre le consider¨¦ un noble y valiente esp¨ªritu quijotesco. Un h¨¦roe que por algo los muchachos del mundo entero admiran y tienen su retrato. Porque en este tr¨¢gico fin de una era los j¨®venes no pueden vivir sin h¨¦roes. Abandonando todos los privilegios oficiales, vuelve a luchar en las selvas bolivianas, acompa?ado de sus pocos fieles, enfermo, sin remedios para su asma, para terminar cruelmente su vida en manos de oficiales bolivianos. Tuvo conmovedoramente lo que Rilke llamaba la muerte propia.- Ernesto S¨¢bato.
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