Grupos isl¨¢micos rivales se disputan el poder en Afganist¨¢n mientras se hunde el r¨¦gimen de Kabul
AGENCIAS Dos grupos guerrilleros isl¨¢micos rivales se disputaban ayer el bot¨ªn b¨¦lico en Afganist¨¢n mientras el r¨¦gimen de Kabul se hund¨ªa estrepitosamente. El presidente Mohamed Najibul¨¢ fue depuesto el jueves y est¨¢ refugiado en la oficina de las Naciones Unidas en Kabul, la capital. Radio Kabul inform¨® anoche que el vicepresidente Abdul Rahim Hatef asumir¨¢ la presidencia en funciones. El ministro de Asuntos Exteriores, Abdul Wakil, busca un acuerdo a la desesperada que evite el baile de sangre en la capital, negociando en territorio enemigo; la comunidad internacional hace llamamientos a la cordura, y, como en una fila de domin¨®, las ciudades de Herat y Kunduz y la base de Shindand pasan a manos de los rebeldes
.Hatef, el nuevo presidente interino, fue vicepresidente de Afganist¨¢n con el r¨¦gimen del depuesto Najibul¨¢. Su designaci¨®n fue anunciada por Radio Kabul, que tambi¨¦n inform¨® de que el nuevo Gobierno ha liberado a m¨¢s de 600 prisioneros pol¨ªticos desde la ca¨ªda de Najibul¨¢, hace dos d¨ªas.
Noticias confusas de Herat daban cuenta ayer de feroces combates con numerosas v¨ªctimas, mientras las dos principales organizaciones guerrilleras musulmanas (Jamiat Islam?, moderada, de Ahmed Sha Masud, y Hezbi Islam?, radical, de Gulbudin Hekmatiar) se atribu¨ªan la victoria en la batalla por esta poblaci¨®n, la cuarta de Afganist¨¢n por habitantes, situada al oeste de Kabul.
"Decenas de personas, rebeldes y soldados gubernamentales han muerto, y Jamiat Islam? controla la ciudad. Las fuerzas de Hezbi Islam? est¨¢n fuera". La informaci¨®n fue desmentida inmediatamente por este ¨²ltimo grupo, que incluso neg¨® la existencia de luchas intestinas entre los rebeldes que, durante 14 a?os, han intentado derribar con las armas al r¨¦gimen prosovi¨¦tico, protegido desde 1979 hasta 1989 por una gigantesca fuerza de ocupaci¨®n de la URSS.
Los efectivos de Jamiat y Hezbi ponen cerco a un Kabul en pleno desconcierto, donde un poder (el de Najibul¨¢) se ha desmoronado, mientras sus herederos apenas si son capaces de organizar el caos para evitar un asalto final que podr¨ªa causar miles de muertos.
Preocupaci¨®n paquistan¨ª
El Gobierno de la vecina Pakist¨¢n, alarmada por el curso de los acontecimientos, convoc¨® ayer a los l¨ªderes guerrilleros en la ciudad fronteriza de Peshawar para intentar convencerles de que unan sus esfuerzos y creen un consejo que tome elpoder sin una in¨²til y sangrienta batalla final. Islamabad teme el estallido de una nueva guerra civil que rompa Afganist¨¢n en pedazos seg¨²n l¨ªneas ¨¦tnicas y ling¨¹¨ªsticas.
Coincidiendo con el derrocamiento de Nabul¨¢, diversas posiciones de alto valor estrat¨¦gico han ca¨ªdo en manos de la guerrilla. Los muyaidin informaron ayer de la conquista de la base de Shindand, en el Oeste, y la capital provincial de Kunduz, en el norte. En ambos casos, los defensores llegaron a acuerdos con los atacantes, y se rindieron.
En el cerco de Kabul, es Masud, que controla el norte, el que se muestra m¨¢s fuerte, lo que probablemente favoreci¨® el compromiso logrado ayer en Charikar con la nueva Administraci¨®n del r¨¦gimen que a¨²n controla la mayor parte de la ciudad. Tras el acuerdo Masud orden¨® a sus tropas que no ataquen la capital.
El ministro de Exteriores, Abdul Wakil, declar¨® ayer que se intentar¨¢ que todos los jefes guerrilleros acepten designar un Gobierno neutral. Sin embargo, un portavoz de la Embajada afgana en India, declar¨® que el objetivo era forjar una coalici¨®n entre Jamiat y el partido gubernamental Watan (Patria). Wakil negoci¨® con Masud en territorio enemigo y, seg¨²n declar¨®, se va a promover la aplicaci¨®n del plan de la ONU que prev¨¦ la formaci¨®n de un Gobierno interino. En cuanto a la suerte de Najibul¨¢ (que asegur¨® que estaba refugiado en la oficina de la ONU en Kabul), Wakil dijo que debe ser entregado a las autoridades judiciales.
El acuerdo con Masud enfureci¨® a Hekmatiar, cuyas diferencias con el jefe rival parecen m¨¢s profundas que las que le separan del te¨®rico enemigo com¨²n, personificado hasta hace unos d¨ªas en Najibul¨¢. Hekmatiar ha buscado tradicionalmente sus apoyos en Pakist¨¢n y Occidente, mientras que Masud ha luchado siempre por la uni¨®n de todos los grupos guerrilleros que combaten en el interior de Afganist¨¢n. El l¨ªder de Hezbi Islam? entr¨® ayer mismo en territorio afgano tras nombrar un consejo revolucionario encargado de tomar el poder.
Masud tiene sus fuerzas en el norte. Hekmatiar, en el sur. En medio, los habitantes de Kabul no tienen a donde huir y temen que la ciudad se convierta en el campo de la batalla m¨¢s cruenta de una guerra que, en 14 a?os, se ha cobrado centenares de miles de vidas.
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