Ep¨ªstola a Urrusolo
Una carta de ETA a terroristas en activo revela que, para ¨¦stos, Artapalo est¨¢ loco
El 16 de septiembre pasado, dos polic¨ªas locales y el conductor de una gr¨²a de Muchamiel (Alicante) retiraban un autom¨®vil mal aparcado junto al cuartelillo de la Guardia Civil. Ignoraban que era un coche bomba y los tres saltaron por los aires. Francisco M¨²gica Garmendia, Pakito, pidi¨® al comando itinerante: "Pasarnos informaci¨®n sobre la acci¨®n de Alicante en la que murieron tres personas". La frialdad de la expresi¨®n indign¨® a Jos¨¦ Luis Urrusolo Sistiaga, que denunci¨® a Pakito ante el resto de la direcci¨®n de ETA. La frase le parec¨ªa a Urrusolo "propia de una mente...".
Al transcribir la frase, al encargado de redactarlas comunicaciones con el comando itinerante y mediar entre ambos le debi¨® parecer excesivo terminar la frase: "Una mente enferma". Los choques ven¨ªan de antiguo y dieron lugar a una extensa correspondencia entre la direcci¨®n terrorista y el responsable del ¨²nico comando seguro con que contaban en Espa?a, antes de su desarticulaci¨®n por la polic¨ªa a finales de marzo.La polic¨ªa francesa ha incautado esta extensa carta a Urrusolo. Del tono se desprende que Jos¨¦ Luis ?lvarez Santacristina, Txelis, su redactor, se dirig¨ªa a un colectivo y no a una persona. Los miembros del comando respaldaban y apoyaban los ataques a Pakito. La direcci¨®n admite que la carta anterior, escrita por Pakito -responsable directo de las relaciones con el grupo- pudo no estar "a la altura de lo que esperabais" y que "algunas respuestas pod¨ªan haber sido m¨¢s calurosas y extensas".
Las relaciones entre Pakito y Urrusolo, al que la polic¨ªa considera responsable directo de casi la mitad de los asesinatos de ETA en los ¨²ltimos dos a?os, hab¨ªan llegado a finales de 1991 a un punto l¨ªmite. El comando hab¨ªa pedido a la direcci¨®n que no tergiversara sus afirmaciones ni las sacara de contexto, y la c¨²pula, a su vez, reclamaba para Pakito el mismo trato. ?ste se hab¨ªa quejado ya al comando en una ocasi¨®n anterior. "Os dir¨¦", escribi¨®, "que es el ¨²nico talde [grupo operativo] con el que tengo que escribir en este tono".
Seg¨²n la respuesta de Txelis al comando, en la carta anterior de ¨¦ste y en varias llamadas telef¨®nicas "se denota (hace falta estar ciego para no verlo) una animadversi¨®n clara contra vuestro responsable, achac¨¢ndole limitaciones e incapacidades". No era la primera ocasi¨®n en que el itinerante se dirig¨ªa a M¨²gica Garmendia "en un tono de clara animadversi¨®n e infravaloraci¨®n de su capacidad", seg¨²n la carta.
Algunas de estas incapacidades, lamenta la direcci¨®n, son "fruto, hoy por hoy, de la propia realidad organizativa actual". "Da la impresi¨®n de que vuestra sensibilidad est¨¢ a flor de piel", a?ade, antes de advertir: "No vamos a entrar en una din¨¢mica de entresacar una por una todas vuestras afirmaciones y cr¨ªticas tanto escritas como verbales (v¨ªa tel¨¦fono) y en numerosos comentarios y discusiones con vuestra ex compa?era de talde [Idoia L¨®pez Ria?o] para establecer un proceso de descalificaci¨®n sumar¨ªsima e irreversible contra vosotros, como lo hac¨¦is con vuestro responsable y contra algunos de nosotros".
Un ascenso
Pero la direcci¨®n recuerda: "El origen de muchas de vuestras cr¨ªticas, y de vuestra animadversi¨®n hacia P. data de antes de pasar al interior". La carta contiene, a continuaci¨®n, algunos datos sobre la formaci¨®n del comando. Pakito se reuni¨® en 1990 con L. y M. (Urrusolo y Juan Jos¨¦ Narv¨¢ez Go?i, respectivamente) y con "el gitanillo". Urrusolo se opuso a que "el gitanillo" se integrara en el comando, por considerarle persona inadecuada, y comenz¨® a plantear cr¨ªticas a M¨²gica Garmendia desde ese mismo momento, enviando al resto de la direcci¨®n de ETA "una casete llena de descalificaciones, insultos y an¨¢lisis sesgados y muy discutibles".Las reticencias y el choque entre ambos, m¨¢s el cansancio de Urrusolo, llevaron a Pakito incluso a prometerle un "ascenso", un cambio de funciones. M¨²gica Garmedia "se hab¨ªa reunido a solas con L.", recuerda la carta, "para expresarle la entera confianza que ten¨ªa la direcci¨®n en ¨¦l y en su capacidad de trabajo y la posibilidad de que en un momento determinado pasara a desempe?ar otro tipo de labor".
Dos a?os despu¨¦s, Urrusolo no s¨®lo segu¨ªa siendo imprescindible. Adem¨¢s era consciente, seg¨²n recogen las cr¨ªticas transmitidas por L¨®pez Ria?o a la direcci¨®n, de que el comando itinerante "somos lo ¨²nico que tienen". Esa circunstancia le daba una enorme fuerza para defender sus posiciones y mantener el enfrentamiento con Pakito. Incluso para acusarle abiertamente de locura.
A Jos¨¦ Luis ?lvarez Santacristina esta acusaci¨®n le preocup¨® m¨¢s. Urrusolo hab¨ªa denunciado la frase de Pakito sobre la matanza de Muchamiel como propia "de una mente enferma". A Urrusolo, pese a su probada falta de escr¨²pulos para hacer v¨ªctimas, le molestaban los asesinatos indiscriminados y se inidign¨® cuando Pakito le pidi¨® "informaci¨®n sobre la acci¨®n de Alicante en la que murieron tres personas".
"Escudri?ar sem¨¢nticamente como hac¨¦is la frase de P. y enjuiciarla de ese modo", reconviene Txelis al comando, "nos parece realmente fuera de lugar. Sin considerarla una frase modelo tampoco nos parece, honestamente, que la hay¨¢is podido tomar as¨ª". La carta transcribe la frase en cuesti¨®n para "que otros juzguen abiertamente".
Las reconvenciones y amenazas m¨¢s o menos veladas al comando itinerante y a su jefe no acababan ah¨ª. Por ejemplo, Txelis exig¨ªa explicaciones a Urrusolo sobre un comentario suyo que consideraba "grav¨ªsimo", seg¨²n el cual "la acci¨®n de los dos polic¨ªas de Barcelona [asesinados el 13 de diciembre pasado] se hizo a pesar de Pakito".
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