Unas 18.000 personas ultimaban la puesta a punto de la Expo horas antes de la inauguraci¨®n
Unas 18.000 personas trabajaban ayer en el recinto de la isla de La Cartuja para que, hoy, a las nueve de la ma?ana, est¨¦ todo a punto para la apertura de la Exposici¨®n Universal de Sevilla. Trabajadores de la construcci¨®n, limpiadoras, directivos de la Expo 92, azafatas, controladores de transportes, polic¨ªas, guardas de seguridad, responsables de los pabellones internacionales deambulaban por las avenidas y calles de la isla dando los ¨²ltimos toques a los preparativos. No hab¨ªa nervios, sino cansancio, mucho cansancio. Doce, 16 y hasta 24 horas diarias han trabajado en la ¨²ltima semana.
La jornada laboral de ayer comenz¨® sobre las ocho de la ma?ana. Jos¨¦ Manuel Bustos, 22 a?os, vive a 12 kil¨®metros de Sevilla y trabaja como obrero de la construcci¨®n en el pabell¨®n de Marruecos. "Esta noche [por ayer] estaremos hasta que nos echen. Llevamos una semana a este ritmo y no puede ser. Estoy hecho polvo". Su compa?ero Diego Rivas, que hoy cumple 23 a?os, repite casi lo mismo y afirma que en el interior del pabell¨®n marroqu¨ª a¨²n quedan muchas cosas por acabar: "Pero lo que va a ver el p¨²blico, seguro que se termina. Este pabell¨®n es tela guapo, le da veinte vueltas al de Jap¨®n", asegura.Algunos edificios, como los de Sud¨¢frica, Yugoslavia o Kuwait, y las urbanizaciones de las parcelas de los pabellones situados al norte de la isla eran los que llevaban m¨¢s retraso y para recuperarlo se trabaja, desde hace d¨ªas, las 24 horas.
En el pabell¨®n kuwait¨ª, los contenidos expositivos no llegaron hasta ayer; mientras que en el de Asturias, donde m¨¢s de 7.000 botellas de sidra eran instaladas primorosamente, los pintores retocaban la reproducci¨®n de las pinturas prerrom¨¢nicas de San Juli¨¢n de los Prados y un obrero intentaba, con paja y yeso, simular unas algas marinas en el interior de una inmensa caracola. Los responsables del pabell¨®n de la ASEAN (Asociaci¨®n de Naciones del Sureste de Asia) se quejaban de que no ten¨ªan luz el¨¦ctrica y en el de la Santa Sede algunas fieles de las iglesia s de Sevilla acudieron a la llamada de sus p¨¢rrocos para que ayudaran en la limpieza del edificio.
Muchas v¨ªas de servicio estaban sin acabar y el remedio m¨¢s socorrido fue echar albero. Seis gigantescas gr¨²as segu¨ªan colocando los monigotes dise?ados por Eduardo Arroyo para tapar el destruido pabell¨®n de los Descubrimientos, y miles de se?ales de tr¨¢fico esperaban en la acera de un edificio de la Sociedad Estatal para ser instaladas. Mientras tanto, dos controladoras de tr¨¢fico tomaban nota de la frecuencia de recorrido de los autobuses circulares. Cada minuto y medio debe pasar uno: "Ahora va bien, pero que Dios nos coja confesados cuando vengan 250.000 personas", comentaban. La mayor¨ªa de los directivos de la Expo no estuvo mucho tiempo en su despacho y para matar los nervios aplicaron la siguiente terapia: inspeccionar una y otra vez La Cartuja.
A las doce de la noche de ayer todos los veh¨ªculos ten¨ªan que estar fuera de la isla. A esa misma hora estaba previsto que entrara otro batall¨®n de trabajadores: m¨¢s de 350 personas, contratadas para la ocasi¨®n, ten¨ªan que dejar limpio el recinto.
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