La huelga famosa
DE VICTORIA en victoria hasta la derrota final: el l¨ªder de la Plataforma Sindical de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid, Pablo Rodr¨ªguez, ha vivido unos a?os de fama. El coste de esa experiencia ha sido su despido y el de otros siete trabajadores a los que Magistratura ha considerado responsables cualificados de la huelga ilegal que dej¨® sin autobuses la capital el 15 de enero pasado, y que desencaden¨® un conflicto que ha durado 65 d¨ªas y ha afectado a la vida cotidiana de millones de ciudadanos. El principio de proporcionalidad (entre las reivindicaciones y los efectos del conflicto) que se exige a los sindicalistas es tambi¨¦n aplicable a las sentencias de los tribunales, y as¨ª se ha hecho en esta ocasi¨®n: la sentencia limita el despido a los miembros del secretariado de ese sindicato, que presentaron la propuesta de huelga a la asamblea, considerando no procedente el despido por la empresa de otros 19 trabajadores.La distinci¨®n establecida por la sentencia podr¨ªa parecer artificial cuando claramente. se considera ilegal la huelga que todos los despedidos impulsaron; sin embargo, esa distinci¨®n viene a reconocer el car¨¢cter de gran embarcada que para los sindicalistas y trabajadores han tenido las movilizaciones producidas en la EMT desde hace un par de a?os. La Plataforma Sindical es uno de esos sindicatos de empresa organizados en tomo a un l¨ªder al que le va la marcha y cuyo radicalismo se manifiesta menos en la importancia de las reivindicaciones que en la intensidad de los m¨¦todos. En el caso de la EMT, una primera victoria de tales m¨¦todos -el Ayuntamiento cedi¨® en 1990 ante una huelga salvaje que dur¨® tres semanas- determin¨® el ¨¦xito electoral de la Plataforma Sindical y cre¨® entre los trabajadores una imagen distorsionada de las reglas del juego, por una parte, y una artificial euforia, alimentada por vibrantes asambleas, por otra. La din¨¢mica de organizar movilizaciones para imponer el levantamiento de las sanciones provocadas por la movilizaci¨®n anterior culmin¨® en los 27 despidos y la huelga indefinida de marzo, que ning¨²n sindicalista responsable habr¨ªa avalado. El rey de la asamblea sigue siendo halagado por sus incondicionales, pero se ha convertido para muchos en un gran organizador de derrotas.
La victoria moral del Ayuntamiento de Madrid ha de servir como una especie de punto y aparte para ayudar a racionalizar una ciudad que desde hace muchos a?os no estaba tan mal en sus problemas cotidianos: tr¨¢fico, suciedad, mendicidad, mal funcionamiento de los servicios, etc¨¦tera. El consistorio har¨ªa bien en aprovechar este impulso para recuperar la fuerza que le falta en los ¨²ltimos tiempos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.