La gran esperanza blanca
La agrupaci¨®n que lidera Ullate es hoy por hoy la mejor de Espa?a. Sin dudas. Sin discusi¨®n. Su proyecci¨®n esc¨¦nica ha ido en ascenso de funci¨®n en funci¨®n, y nada la diferencia de esas compa?¨ªas de escala media que hay en Europa y ruedan con luz propia. Su modelo, a veces contestado e incomprendido, ha demostrado, en lo art¨ªstico, una clara rentabilidad. Si alguna esperanza hay todav¨ªa de conseguir una identidad y un conjunto que recicle los talentos locales, es en este tenaz zaragozano que ha transmitido a su joven prole la versatilidad y vitalismo que le hicieron famoso e internacionalmente admirado. Su anuncio de estrenar en diciembre un combinado de ballets de estilos neocl¨¢sico y acad¨¦mico refuerza la claridad y perspectiva de su proyecto, que tambi¨¦n ha evolucionado.
Ballet de Victor Ullate
Primer programa: In and out (Hans van Manen / Nina Hagen / Laurie Anderson), Psicosis (V¨ªctor Ullate / Bernard Herman), Tierra madre (Eduardo Lao / Mari Boine Persen). Del 20 al 23 de abril. Segundo Programa: Grossejuge (Van Manen / Beethoven), Saeta (Misha van Hoecke / Miles Davis), Simun (Ullate / Shostakovich).Teatro Alb¨¦niz. Madrid, del 24 al 26 de abril.
En su caso es ley natural, continuidad. No puede obviarse que Ullate es parte del ¨²nico ¨¢rbol (milagrosamente no ca¨ªdo) del ballet espa?ol que a¨²n se afana en vivir con rasgos de una tradici¨®n que s¨ª existe a pesar de tanto advenedizo que la niega. De alguna manera en lo que hoy vemos pervive la l¨ªnea formativa barcelonesa: Goudunov-P¨¢mies-?vila, por citar ra¨ªces.
En los dos programas vistos en el Alb¨¦niz hubo agradables sorpresas. Primero fue la pieza de Lao, cercano todav¨ªa a la escuela holandesa en cuanto a canon est¨¦tico, pero sin copiar, creando combinaciones de pasos y figuras que demuestran no s¨®lo talento, sino una incipiente solvencia en el vocabulario y en su sentido musical.
Tierra madre es un buen ballet que hace exquisita la inspiraci¨®n folcl¨®rica y ecologista. A trav¨¦s de la danza se escucha el silencio de los fiordos, la levedad de un aire limpio entre los abedules, y en ese caldo de noches blancas, los chicos evolucionan con soltura. La gran revelaci¨®n esta vez han sido Luc¨ªa Lakarra y Carlos L¨®pez, t¨¦cnicamente plenos, con una juventud que inspira ternura y un baile lleno de pureza.
Lakarra posee dones de ejecuci¨®n muy nobles y espectaculares que obligan a seguirla con atenci¨®n. De su tipo no abundan por aqu¨ª. Son la generaci¨®n pujante que se ha formado en la cantera Ullate, y esto es algo m¨¢s que anecd¨®tico, pues cuando desde una peque?a estructura surge esa cadena hacia la profesionalizaci¨®n de buenos artistas, es praxis irrefutable de acierto.
En la segunda oferta, Saeta dio una visi¨®n nada t¨®pica de, los d¨ªas de posguerra espa?ola. Bien construida por un eslavo enamorado del mundo mediterr¨¢neo, hay all¨ª breves an¨¦cdotas referenciales, lejanas hasta tejer una atm¨®sfera que recuerda el entorno de los personajes de Sender: sufridos y sobre todo desorientados en un mundo con las cat¨¢strofes demasiado cerca por la espalda.
Asumir el drama
La plantilla bail¨¦ esta pieza con entrega, y demostr¨® que, no por j¨®venes, est¨¢n incapacitados para lo dram¨¢tico dentro de la danza. Ruth Maroto y Mar¨ªa Jim¨¦nez brillaron en sus solos de car¨¢cter. Volvieron a verse completando estos estrenos In and out, un divertimento pop-art del holand¨¦s que toma prestado al posmodernismo neoyorkino el elemento de las cajas-contededores de personas; Simun, lo mejor que ha producido personalmente Ullate en los ¨²ltimos tiempos, y Grosse fuge, obra clave dentro del extenso cat¨¢logo de Van Manen, a la que siempre hay que referirse por su tensa elegancia sacada de las cuerdas y transmitida a la piel de los artistas con turbadora sensualidad. Los solos de seducci¨®n son verdaderas arias de deseo mejor bailadas por las mujeres que por los hombres, lado a¨²n por reforzar y equilibrar en el conjunto, a pesar de tener buenos elementos.
La escenograf¨ªa, una luz hal¨®gena horizontal que asciende, es quiz¨¢ una alusi¨®n pentagram¨¢tica que ayuda a saborear el ambiente de intimidad. El final es lento, heroico, un conjunto de figuras entregadas que no significan otra cosa que la rendici¨®n incondicional a los efectos de la pasi¨®n.
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