Entre 3.000 y 5.000 beb¨¦s se exportan cada a?o clandestinamente en Brasil, seg¨²n la polic¨ªa
En Europa y Estados Unidos, parejas que no pueden tener hijos; en Brasil, madres solteras cargadas de ni?os que no pueden mantener. La resultante es el tr¨¢fico internacional de beb¨¦s, una gigantesca red clandestina que cada a?o exporta entre 3.000 y 5.000 beb¨¦s brasile?os. Un informe elaborado por la polic¨ªa federal revela que agencias de viajes de diversos pa¨ªses ofrecen en sus paquetes tur¨ªsticos la posibilidad de comprar beb¨¦s brasile?os.
Para los traficantes, cada reci¨¦n nacido constituye una inversi¨®n que deja de promedio una ganancia de 9.000 d¨®lares (poco menos de un mill¨®n de pesetas), despu¨¦s de que el beb¨¦ queda en manos de sus nuevos padres, afirma la revista carioca Manchete. Los principales pa¨ªses importadores de beb¨¦s brasile?os son Estados Unidos, Italia, Francia y Alemania.El tr¨¢fico de reci¨¦n nacidos no es un fen¨®meno espec¨ªficamente brasile?o, sino una llaga del subdesarrollo. Tambi¨¦n se venden ni?os a pa¨ªses del exterior en Colombia, Chile, Per¨², M¨¦xico, Guatemala, Honduras y El Salvador.
Para abastecer este floreciente mercado, que s¨®lo en Brasil moviliza anualmente unos 50 millones de d¨®lares (unos 5.000 millones de pesetas), los traficantes recurren al secuestro de ni?os de corta edad, a presiones sobre las madres pobres y de escasa cultura y, cada vez m¨¢s frecuentemente, a la compra de beb¨¦s.
Con el ni?o se paga el parto
En las maternidades de algunos hospitales se han verificado casos de m¨¦dicos al servicio de los traficantes de ni?os.. Estos facultativos se valen de su influencia profesional sobre madres j¨®venes y sin recursos para inducirlas a entregar los reci¨¦n nacidos como pago de la cuenta del parto.
Quienes se dedican a este lucrativo negocio son abogados especializados en asuntos de familia, m¨¦dicos obstetras, enfermeras de las maternidades, asistentes sociales que atienden a familias pobres y hasta jueces de menores encargados de tramitar adopciones con pocos escr¨²pulos.
El informe de la polic¨ªa federal brasile?a se?ala que tambi¨¦n hay monjas y sacerdotes extranjeros radicados en Brasil que colaboran con los traficantes buscando beb¨¦s reci¨¦n nacidos entre las familias m¨¢s pobres, que, como no los pueden mantener, prefieren entregarlos por el equivalente en cruceiros a unas 100.000 pesetas, o a veces incluso donarlos para su venta en otros pa¨ªses.
Algunas madres de estos beb¨¦s que han sido destinados al tr¨¢fico comentan despu¨¦s con satisfacci¨®n que ahora sus hijos llevan una vida mejor, pues han logrado escapar del destino del hambre y miseria a que estaban condenados. Algunas, pocas, que se arrepienten y exigen la vuelta de sus ni?os, proporcionan, las escasas pistas que a veces llevan a la polic¨ªa a descubrir y detener a alg¨²n traficante de beb¨¦s.
Las estad¨ªsticas de la polic¨ªa del Estado de Sao Paulo registran cada mes la desaparici¨®n de hasta 4¨®O menores, algunos de los cuales -nadie sabe cu¨¢ntos- engrosan el c¨®mputo del tr¨¢fico internacional.
La cr¨®nica policial registra con frecuencia casos de reci¨¦n nacidos secuestrados en la propia maternidad. Se trata de historias siempre iguales unas a otras. Alguna mujer desconocida vestida de enfermera recogi¨® el beb¨¦ y sali¨® del hospital con ¨¦l en sus brazos, sin despertar sospechas ni dejar rastro.
En estos casos, a los padres s¨®lo les resta la dram¨¢tica convicci¨®n de que su hijo fue arrastrado a un destino desconocido en alg¨²n pa¨ªs remoto, donde crecer¨¢ en el seno de un nuevo hogar con mayores recursos, probablemente hablando otro idioma y tal vez sin sospechar jam¨¢s su origen.
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