El humor de un artista
Si hay un artista que encarna en su manera m¨¢s explosiva esa imaginaci¨®n itinerante y desgarrada a la que asimilamos buena parte de la ruptura de la modernidad desarrollada en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, ¨¦ste es, sin duda, Jiri G. Dokoupil. Con su continuo cambio de juegos y territorios de lenguaje, con su f¨¦rtil y desinhibida exploraci¨®n de las regiones m¨¢s equ¨ªvocas del gusto, las sucesivas series pict¨®ricas de Dokoupil obtienen una extra?a y siempre renovada mordiente.El ciclo de telas recientes que componen esta muestra que ahora podemos ver en la madrile?a galer¨ªa de Juana de Aizpuru nace de una de esas v¨ªas de invenci¨®n de resonancia patafisica entre las que suele desdoblarse la curiosidad metodol¨®gica y el particular humor del artista. Pinturas realizadas con tintas diluidas en jab¨®n obtienen una curiosa y et¨¦rea espacialidad cuya frescura inmediata nace del comportamiento aleatorio de las manchas y burbujas de color sobre la superficie mon¨®croma del lienzo.
Jiri G
Dokoupil.Galer¨ªa Juana de Aizpuru. Barquillo, 44, 1?. Madrid. Mayo.
Ingenuidad
Por su atm¨®sfera expansiva e indiferenciada, as¨ª como por la propia ingenuidad ir¨®nica que ti?e por igual al proceso y a su efecto, estos trabajos nos traen, desde luego, a la mente la herencia de las constelaciones mironianas, cosmos sin ordenaciones jer¨¢rquicas ni l¨ªmites, que participa de una fr¨¢gil y temblorosa ilusi¨®n de orden. Pero, tambi¨¦n, en su misma aparente futilidad del juego que le da origen -y en la propia naturaleza literal de ese recurso-, la apariencia de estas obras arrastra, impl¨ªcito, otro eco distinto, como en un gui?o. Es el del lugar que las pompas de jab¨®n ocupan en la tradici¨®n simb¨®lica de las vanidades, desde los bodegones barrocos de objetos a los mismos soap bubble sets de Cornell, para quien fueron tambi¨¦n artificios contra la angustia primordial de las cosmolog¨ªas.Pero hay en todo ello, en el esp¨ªritu m¨¢s ¨ªntimo de este ciclo de pinturas, algo inequ¨ªvocamente exclusivo del hacer de Jiri G. Dokoupil, algo que pertenece a esa trama subterr¨¢nea que garantiza sin lugar a dudas una corriente vertebral de identidad a trav¨¦s de la vertiginosa babel en la que se acaban dispersando sus series.
Me refiero, por supuesto, a esa ra¨ªz conscientemente perversa que impregna todos y cada uno de sus trabajos, esa complaciente insistencia en mantenerse siempre en el filo de la navaja, manejando, imperturbable, materiales que se adentran en las pegajosas ci¨¦nagas del kistch o en las de los lenguajes y recursos m¨¢s pedrestes, y tener el valor de extraer de esos pozos, con mordaz alquimia, materias y efectos deslumbrantes. En esta ocasi¨®n, el recurso que da origen a las burbugeantes galaxias de color tiene -y mantiene- algo de f¨ªsica recreativa, de entretenimiento de feria, y de ello extrae su halo perturbador y su embrujo.
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