Un aparente triunfo de Fujimori
El asalto al penal de Canto Grande ha costado un n¨²mero todav¨ªa no determinado de muertos, que en una primera estimaci¨®n provisional no baja de 30. Sin duda, estos muertos alimentar¨¢n la lucha de Sendero Luminoso, organizaci¨®n que aplica el viejo principio del cristianismo primitivo "la sangre de los m¨¢rtires es semilla de cristianos". Este grupo mao¨ªsta hab¨ªa proclamado d¨ªa de la heroicidad el 19 de junio, fecha de la matanza de los penales en 1986, cuando, bajo la presidencia del aprista Alan Garc¨ªa, las Fuerzas Armadas asesinaron a unos 300 senderistas que ya se hab¨ªan rendido.En la intervenci¨®n del s¨¢bado, el Gobierno de "emergencia y reconstrucci¨®n nacional" que preside Alberto Fujimori ha salido mejor librado que el de su antecesor. El operativo Mudanza Uno fue una acci¨®n m¨¢s bien policial que militar, y el Gobierno agot¨® los pasos legales hasta llegar a la decisi¨®n final de recurrir a la fuerza. La intervenci¨®n se efectu¨® tras advert¨ªrselo una y otra vez a los presos. Seg¨²n los datos disponibles hasta ahora, los muertos se produjeron como consecuencia de los enfrentamientos.
Este aparente triunfo de Fujimori para restablecer su preciado principio de autoridad, con un coste relativamente bajo, puede a la larga tener un precio demasiado caro. Con la desactivaci¨®n del grupo de presos de Canto Grande, el Gobierno no ha dado un golpe a la operatividad de Sendero Luminoso, que permanece con sus fuerzas intactas. Los presos de Canto Grande estaban fuera del combate efectivo.
El problema del terrorismo est¨¢ fuera de los muros de Canto Grande, en los pueblos j¨®venes del cintur¨®n de miseria que rodea Lima. Esto lo demuestra el hecho de los dos coches bomba con 300 kilos de explosivo que estuvieron listos para estallar la noche del viernes. Uno destroz¨® una comisar¨ªa y una iglesia en el puerto de El Callao, y otro no lleg¨® a explotar a escasa distancia de Canto Grande.
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