Un 'cocidito' para 36.000 gatos
Los castizos y las chulapas celebran un domingo de San Isidro a ritmo de chotis
Los gatos (t¨¦rmino familiar con el que se conoce a los madrile?os) celebraron ayer su primera jornada festiva al sol, en sus fiestas, las de San Isidro. Castizos y chulapas se estrenaron con unos chotis y un cocidito madrile?o -para 36.000 comensales- en la plaza Mayor. Se fueron luego de procesi¨®n, acompa?ando a la Virgen de la Cabeza y acabaron, c¨®mo no, de verbena en Las Vistillas. La noche castiza se cerr¨® a ritmo de salsa.
"Es mucha responsabilidad, este cocido". Isidro S¨¢nchez, 44 a?os en el Ej¨¦rcito, se revolv¨ªa, sudoroso, poco antes de las dos de la tarde por la plaza Mayor, bajo un sol implacable. Fue el responsable de la transformaci¨®n de casi dos toneladas de garbanzos, una de carne y una y media de patatas en un cocido madrile?o para 36.000 personas con morcilla, chorizo, tocino y todas esas cosas, suministradas por el mercado de las Ventas. Hab¨ªa que superar la marca del a?o pasado -34.000 raciones- y volver a poner un rengl¨®n en el libro Guinness de los R¨¦cords.Mientras, el responsable de SOS Aldeas Infantiles, Juan Belda, organizador del "cocido m¨¢s grande del mundo", que celebra su 5? aniversario, esperaba, en la puerta de una tienda de campa?a del Ej¨¦rcito donde los vips regar¨ªan el cocido con tinto de Valdepe?as, sacar m¨¢s dinero que el a?o pasado, 700.000 pesetas. "Esto es gratis, pero queremos que la gente piense en la marginaci¨®n de los ni?os y ponemos la hucha". Aldeas Infantiles tiene cuatro centros en Espa?a, aunque trabaja en 125 pa¨ªses.
170 soldados
A las ¨®rdenes del cocinero, 170 soldados de la Agrupaci¨®n de Abastecimientos del Ej¨¦rcito de Tierra, que le dieron vueltas al guiso desde las nueve de la ma?ana. Enfrente, millares de personas -muchos ancianos castizos- oteaban las cazuelas que alimentar¨ªan a 600 comensales cada una.El monumental cocido se empez¨® a servir cuando el reloj marcaba las 14.20 y despu¨¦s de que lo probara el alcalde. "Estupendo, est¨¢ estupendo", dec¨ªa, sudando la gota gorda, bajo su americana de lana, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano. "?ngel, pru¨¦balo". Pero la diabetes de ?ngel Matanzo, el concejal de Centro, no se lo permiti¨®.
Dos horas tuvo que esperar Juanita, una jubilada que vive al lado de la plaza y que fue la primera en degustar el guiso. Recogi¨®, muy sofocada, su raci¨®n con manos temblorosas, en un endeble plato de pl¨¢stico. Su amiga Felicidad fue la segunda, y dec¨ªa muy contenta: "Yo vengo por la juerga". Los ni?os de SOS Aldeas se prepararon para vender el pan a 20 duros, la castiza Mari Pepa atacaba los chotis en el escenario y ex presidiarios, currantes j¨®venes de Moratalaz, japonesas estudiantes de baile espa?ol, turistas, gatos de toda la vida y jubilados -muchos- se lanzaron sobre los garbanzos. Por mor del cocidito madrile?o, una decena de ancianas se derumbaron por los efectos del sol.
Los comensales ten¨ªan problemas log¨ªsticos: los platos se venc¨ªan y sino, quemaban. Los veteranos se tra¨ªan la tartera. "Falta el vinooo", le gritaba la gente al alcalde. "El a?o que viene, con vino", contest¨® ¨¦l, sin dejar de dar manos. Con vino o sin ¨¦l, las ollas quedaron limpias. A eso de las cuatro de la tarde, en, el metro, dos matrimonios pensaban ya en el a?o que viene:
Un hombre: "Para el a?o que viene nos venimos con platos y con bota.
El otro: "S¨ª, s¨ª, es que si no te manchas todo"
La mujer del primero: "Delante de mi, una mujer ha llenado un puchero. Tiene garbanzos para toda la semana".
El otro: "A m¨ª me ha parecido que estaba un poco soso"
El primer Hombre: "Estaba un poco falto de sal; s¨ª. Como debe ser un buen cocido".
Sobre las seis de la tarde, y con el cocido ya digerido, los madrile?os acompa?aron a la procesi¨®n de la Virgen de Santa Mar¨ªa de la Cabeza desde la iglesia de San Gin¨¦s por las calles de Arenal, Mayor y Puerta del Sol.
Por la noche, los gatos m¨¢s j¨®venes -medio millar- se pasaron por Las Vistillas, cuando los castizos se fueron a dormir.
A las siete hubo un festival de danzas madrile?as, y a las nueve se subi¨® al escenario la orquesta Ca?a. Y entre churro y churro, el p¨²blico bail¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.