Pensar y sentir
Los apellidos latinos aparecen entremezclados con otros inequ¨ªvocamente anglosajones desde los mismos or¨ªgenes del jazz. Entre unos y otros dieron forma, quiz¨¢ inconscientemente, a todo un sistema de interpretaci¨®n que hermanaba culturas diversas e intentaba reflejar la complej¨ªsima situaci¨®n social del momento. Sigui¨® un largo periodo de intenso dominio anglosaj¨®n y el jazz fue catalogado como el m¨¢s t¨ªpico sonido norteamericano. No es hasta fechas recientes, y precisamente porque la sequ¨ªa creativa impone acercamientos tentativos, cuando el matiz latino vuelve al jazz; poco a poco, pero, por suerte, vuelve. Y aqu¨ª aparecen pianistas como Danilo P¨¦rez (Panam¨¢, 1966) dispuestos a combinar, sobre un mismo teclado, la influencia de su entorno original, su formaci¨®n estrictamente cl¨¢sica y su posterior vocaci¨®n por el swing ortodoxo. P¨¦rez lo conjuga todo con la naturalidad del hombre que parece tener las manos a medio camino entre el cerebro y el coraz¨®n, que piensa y siente en la misma d¨¦cima de segundo. Ser¨ªa precipitado creer que ya ha llegado a donde quiere, pero tiene argumentos sobrados para disfrutar y hacer disfrutar mientras lo intenta.
Danilo P¨¦rez Tr¨ªo + Roy
Hargrove y Antonio HartDanilo P¨¦rez (piano), Pierre Boussaguet (contrabajo), Ignacio -Berroa (bater¨ªa), Roy Hargrove (trompeta) y Antonio Hart (saxo alto). C¨ªrculo de Bellas Artes. Madrid, 15 de mayo.
Abri¨® el concierto inaugural del XII Festival de San Isidro, en tr¨ªo, con los cl¨¢sicos Falfing in love with love y Time on my hands, y los trat¨® a la manera introspectiva y po¨¦tica de Bill Evans, aunque tambi¨¦n llegaron oleadas del lirismo caracter¨ªstico de Keith Jarrett. El precioso sonido del imaginativo contrabajista Pierre Boussaguet y los inagotables recursos del bater¨ªa Ignacio Berroa ayudaron al l¨ªder a exponer un dulce Corcovado, aunque fue sobre Reflections, a piano solo, cuando P¨¦rez fue capaz de rescatar al Thelonious Morik que, desde luego, ten¨ªa un brazo en el posbop, pero el otro, y no precisamente el menos poderoso, en el prebop.
El ambiente cambi¨® radicalmente con la aparici¨®n del trompetista Roy Hargrove y el polifac¨¦tico saxofonista alto Antonio Hart, dos conocidos de P¨¦rez desde 1988, cuando los tres estudiaban en la Berklee School of Music. El swing se hizo m¨¢s musculoso, m¨¢s evidente; sobre todo en Bebop, la c¨¦lebre pieza de Dizzy Gillespie, y en el arrollador blues final que el quinteto ofreci¨® como segunda propina.
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