"Sue?o con una faena que no existe"
Matador de torosLa ¨²ltima vez que pis¨® Las Ventas sali¨® por la puerta grande. Hoy llega dispuesto a que se le abra por quinta vez. Ha hecho 28 corridas en Am¨¦rica y lleva siete orejas en Espa?a. Entre sus planes est¨¢ viajar el d¨ªa 27 a Roma para ser recibido por el Papa y matar seis toros de Miura o Victorino en Madrid. Es Ortega Cano, un primer espada que a¨²n no es el n¨²mero uno.
JUAN MORAPregunta. ?Para cu¨¢ndo el primero del escalaf¨®n?
Respuesta. No me quiero sugestionar por la estad¨ªstica. No estar¨ªa mal ser el que m¨¢s corridas torease o m¨¢s orejas cortase, pero prefiero ser un torero que el d¨ªa que se retire sea recordado para siempre.
P. ?Y no cree que eso ya est¨¢ conseguido?
R. Estoy escribiendo la p¨¢gina de mi toreo. Porque a¨²n sue?o con hacer una faena que s¨¦ que no existe. Grandes maestros se retiraron sin hacer esa faena so?ada, pero yo quiero seguir intent¨¢ndolo.
P. Pues corridas tiene por delante para ello.
R. Eso pod¨ªa ser antes, cuando toreaba 80 corridas. Pero ni fisica ni an¨ªmicamente soy ya de esa guerra. Prefiero hacer un toreo de inspiraci¨®n y eso es algo que no se consigue toreando todos los d¨ªas.
P. ?Las Ventas es una plaza apropiada para la inspiraci¨®n?
R. Es la ¨²nica del mundo en la que se pueden cortar las dos orejas a un toro con 15 pases. El p¨²blico es exigente porque no olvida. Valora al torero no s¨®lo por la faena que haga, sino por todo lo que ha hecho a?os atr¨¢s. Por eso a la afici¨®n de Madrid no se la puede engafiar. Yo tampoco la olvido porque marc¨® mi resurrecci¨®n.
P. Usted estuvo al borde ?le la retirada, ?verdad?
R. S¨ª, eso fue en 1984. Llevaba 10 a?os toreando y no ve¨ªa mi futuro. Pens¨¦ en volver a vender fruta, pero ni siquiera ten¨ªa 500.000 pesetas para poner un puesto. Despu¨¦s de una corrida de Pablo Romero, en San Isidro, me encerr¨¦ en casa tres d¨ªas y padec¨ª lo que me dijo mi madre en una ocasi¨®n: 'Hijo, cuando nadie te llame por tel¨¦fono es que ya no vales'. Decid¨ª retirarme y escuch¨¦ a mi madre comentar que era una pena que se perdiera un torero tan importante. Entonces dije: ?D¨®nde est¨¢ el mundo, que me lo como?.
P. ?Y bast¨® esa reacci¨®n para transformarse?
R. En San Sebasti¨¢n de los Reyes me reencontr¨¦ con el toro. Alguien de la empresa de Las Ventas me vio y fui propuesto para una sustituci¨®n en la Feria de Oto?o. Cort¨¦ una oreja y hasta ahora. Desde entonces creo en el destino.
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