Kinkel es ya el nuevo jefe de la diplomacia alemana
La diplomacia alemana tiene, a partir de hoy por la ma?ana, otra cara: la del actual ministro de Justicia, Klaus Kinkel, liberal como su antecesor, pero 10 a?os m¨¢s joven que ¨¦l. Poco despu¨¦s de cumplir 65 a?os, y provocando un terremoto que ha dejado al Gobierno de Bonn tambale¨¢ndose, Hans-Dietrich Genscher abandona el Ministerio de Asuntos Exteriores, al frente del cual ha pasado los 18 ¨²ltimos a?os. Este cambio no es s¨®lo nominal, sino que, en las circunstancias actuales, abre el camino para una verdadera reformulaci¨®n del papel de la nueva Alemania unificada en el mundo.
Las razones que le llevaron a retirarse del cargo siguen siendo objeto de pol¨¦mica. Pero la espectacular trifulca que tuvo lugar por su sucesi¨®n, tanto en el seno de su partido como dentro de la coalici¨®n gobernante en Bonn, puso en un primer plano el aspecto dom¨¦stico de su jugada pol¨ªtica, oscureciendo un tanto las razones de fondo que le llevaban a abandonar la direcci¨®n de la diplomacia alemana.Lo cierto es que desde que, junto con el actual canciller, Helmut Kohl, consiguiera recuperar la total soberan¨ªa de su pa¨ªs y lo llevara a la unificaci¨®n, las habilidades de guerrero fr¨ªo de Genscher se hab¨ªan mostrado inadaptadas a los nuevos tiempos.
Primero fue la guerra del Golfo, donde la actitud pasiva del Gobierno alem¨¢n fue duramente criticada por todos sus aliados, pese a la importante contribuci¨®n econ¨®mica que sali¨® de las arcas de Bonn. Luego lleg¨® el conflicto yugoslavo. En esta ocasi¨®n, la presi¨®n ejercida por Alemania para el reconocimiento de Croacia y Eslovenia por sus socios comunitarios fue calificada por muchos como un acto de prepotencia que apuntaba hacia una germanizaci¨®n de la pol¨ªtica europea.
Las dificultades de la CSCE
Otro de sus proyectos m¨¢s queridos, la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), una de las armas claves que sirvieron para ganar la guerra fr¨ªa, y que Hans-Dietrich Genscher quer¨ªa convertir en una especie de Naciones Unidas europeas, dotadas de su propio Consejo de Seguridad, languidece ahora saturada de nuevos miembros, sin capacidad de acci¨®n y perdida en bizantinas e ineficaces discusiones.
Todo apunta a que la ¨²ltima y m¨¢s genial intuici¨®n de este hombre que, a fuerza de pragm¨¢tico, era a menudo acusado de c¨ªnico, ha sido la de quitarse de enmedio para permitir una reformulaci¨®n de la pol¨ªtica exterior alemana, cuyos par¨¢metros han cambiado radicalmente.
Nada m¨¢s revelador al respecto que el discurso que ofreci¨® el viernes en su despedida al cuerpo diplom¨¢tico acreditado en Bonn, en el que evit¨® todos aquellos temas que pudieran concernir a la pol¨ªtica alemana y se centr¨® casi exclusivamente en los grandes problemas que afectan a la humanidad. La explosi¨®n demogr¨¢fica, las diferencias entre los pa¨ªses desarrollados y subdesarrollados, los problemas de la destrucci¨®n del medio ambiente en el planeta, fueron sus preocupaciones.
Ayer, en su ¨²ltimo d¨ªa como ministro, Genscher destac¨® en varias entrevistas radiof¨®nicas que el creciente nacionalismo es el principal peligro para Europa, y asegur¨® que hoy "un buen patriota s¨®lo puede ser aquel que tambi¨¦n es un buen europeo". La direcci¨®n que va a tomar la pol¨ªtica exterior alemana de la mano de Kinkel es por el momento un completo misterio. Sus ¨²ltimas actuaciones en el campo internacional se han centrado en los intentos de conseguir que el Gobierno de Mosc¨² devolviera a Alemania al antiguo l¨ªder comunista Erich Honecker, refugiado en la embajada chilena de la capital rusa. Su actuaci¨®n ha sido discreta y legalista, pero ha fracasado en el intento. Hay tambi¨¦n, sin embargo, quien asegura lo contrario, apuntando a que tal vez era precisamente esto lo que se buscaba.
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