Florito, domador de cabestros
"Lo malo est¨¢ en los corrales"
Salen los mansos y aparece ¨¦l, tranquilo, reposado, arrastrando la vara para dirigir la parada. Si todo va bien, en un minuto el toro estar¨¢ en el corral. Para eso entrena a los cabestros. Los m¨¢s viejos, dos veces por semana; los nuevos, todos los d¨ªas. Y si el toro remolonea, va Flor¨ªto, se quita la chaquetilla, la saca por el callej¨®n y encela al toro, recordando sus tiempos de novillero, de cuando era El Ni?o de la Plaza.
Las Ventas es la plaza donde m¨¢s se trabaja. Porque rara es la tarde que no se devuelve un toro. O m¨¢s, que hay veces que est¨¢ dentro, apartando el toro, cuando le llaman para que saque de nuevo los mansos. "As¨ª hasta cuatro veces me ha pasado", recuerda. Dice que el p¨²blico no siempre acierta cuando pide la devoluci¨®n del toro. "Puede estar acalambrado o perder las manos por la fuerza con que embiste. La gente no tiene paciencia y acaba perdiendo. Porque sale un sobrero que lo normal es que sea peor".
El trabajo que realiza en la plaza siempre es aplaudido. Porque lo hace r¨¢pido, f¨¢cil y bien. El secreto est¨¢ en que tiene ense?ados a los cabestros: "En feria no les hace falta entrenar porque ya salen casi todos los d¨ªas. El resto de la temporada los saco todas las semanas a la plaza. A los j¨®venes, incluso m¨¢s, a diario. Y les acostumbro a que ninguno se separe. Eso es fundamental para que arropen al toro".
Lo que se ve es un 10%
Cuando se pasea tranquilo, rodeando al toro, la inquietud sube por los tendidos. No tiene: miedo: "Me tapo con los mansos". Jam¨¢s ha tenido un percance, pero donde s¨ª lo ha pasado mal ha sido en los corrales: "Al desembarcarlos salen. calientes y embisten a todo. Mi trabajo no es s¨®lo salir a la plaza, eso es s¨®lo un 10% de todo lo que tengo que hacer". Florito, que vive en las dependencias de la plaza, se levanta en feria a las seis de la ma?ana y entre que limpia los corrales, aparta los toros, los mueve para el reconocimiento, los enchiquera, est¨¢ en la corrida para lo que pueda pasar, apuntilla a los que son devueltos, que eso tambi¨¦n lo tiene que hacer a veces, y desencajona los toros que llegan de noche, le dan las dos.
Pero le gusta su trabajo. Naci¨® y se cri¨® en una plaza de toros, la de Talavera. Su padre era el conserje. Y quitando tres a?os en los que lleg¨® a torear 48 novilladas con el nombre de El Ni?o de la Plaza -"lo dej¨¦ porque no tuve constancia" siempre ha estado metido en los corrales. Y dice que seguir¨¢ hasta que el empresario quiera: "Ser¨¢ entonces el momento en el que el p¨²blico podr¨¢ valorar si yo hac¨ªa bien o mal mi trabajo porque podr¨¢ compararlo con el de que venga detr¨¢s".
Babelia
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