Rock duro de primera categor¨ªa
Def Leppard es una banda at¨ªpica. No es normal que un grupo de su calibre, millonario en ventas y habitual en los n¨²meros uno de las listas de todo el mundo, presente su nuevo disco en directo en Espa?a, y en una sala con capacidad para s¨®lo 2.000 personas. Puede llenar, y de hecho suele hacerlo, lugares diez veces mayores. Pero el p¨²blico de Madrid ha tenido la fortuna de presenciar el comienzo de su nueva y ambiciosa gira. Un primer concierto de te¨®rico tanteo que sirvi¨® para ofrecer, simple y llanamente, rock duro de calidad. En segundo lugar est¨¢ su escasa productividad. Discogr¨¢ficamente, Def Leppard son tremendamente r¨¢canos. S¨®lo han publicado tres elep¨¦s desde 1983. Del primero, Pyromania, han vendido s¨®lo en Estados Unidos ocho millones de copias; del segundo, Hysteria, 15 millones. Adrenalizel el disco que presentaron en la sala Canciller, ya ha sido numero uno en Estados Unidos. Pese a este breve curr¨ªculo, su repertorio de directo se presenta amplio y variado: buenas bala das, algun tema medio y, sobre todo, rock duro de primera categor¨ªa. Melod¨ªas y ritmos se cos en buena armon¨ªa.
Def Leppard
Joe Elliot (voz solista), Phil Collen (guitarra y voces), Vian Campbell (guitarra y voces), Rick Allen (bater¨ªa) y Rick Sav Savage (bajo). Sala Canciller. Aforo: 2.000 personas. Precio: 3.000 pesetas. Madrid, martes 19 de mayo.
Por si fuera poco, Def Leppard ha sido capaz de reponer se, sin aparentes traumas, a una dur¨ªsima serie de golpes: la muerte por sobredosis del guitarrista Stephen Clark y un grave accidente de tr¨¢fico de Robert John Lange, manager del grupo hicieron peligrar la continuidad del grupo. Desde entonces han luchado por superar una fama de malditos nada recomendable.
Finalmente, no es muy com¨²n que un grupo de rock tenga un bater¨ªa con un solo brazo. Rick Allen combina la per cusi¨®n ac¨²stica con la disparada electr¨®nicamente, y, logra unos resultados m¨¢s que aceptables. Es la punta de lanza de una banda que ha sabido fajarse con la adversidad, y superar cada contratiempo con soltura En los noventa son una formaci¨®n de culto, un nombre cl¨¢sico dentro del g¨¦nero musical m¨¢s duro del mundo.
Def Leppard lleg¨® a Madrid con ¨¢nimo de abrir una gira que promete ser la m¨¢s amplia y rutilante de su historia. Acostumbrados a grandes escenarios, enormes equipos de sonido y aparatosos juegos de luces, se enfrentaron a un reto de aut¨¦ntico calibre: una sala peque?a con capacidad para, como mucho, 2.000 personas. No hab¨ªa espacio para parafernalias. Ni un foco ni un altavoz de m¨¢s. En escena, ni un cent¨ªmetro estaba vac¨ªo. S¨®lo sobraba el h¨²medo calor provocado por el exceso de gente.
Pero, una vez m¨¢s, Def Leppard surgi¨® con fuerza de su aparente miseria. Y logr¨® ofrecer a sus incondicionales un gran concierto. Ciment¨® su ¨¦xito en un sonido impecable, majestuoso, inusual en una sala que se caracteriza precisamente por lo contrario. Cada alarido de Joe Elliot sonaba n¨ªtido y preciso, la bater¨ªa y el bajo nunca sobresaturaron, y fue posible disfrutar de una pareja de guitarristas realmente vers¨¢tiles: Phil Collen y Vian Campbell.
Liberado de efectos especiales y trucos extramusicales, Def Leppard s¨®lo puede confiar en su veteran¨ªa y en una oferta de canciones seria. Buenos temas que, interpretados con vigor y recibidos por el p¨²blico como un soplo de aire fresco, hicieron olvidar el limitado valor de lo superfluo. Ya ha demostrado que sin disfraces tambi¨¦n son un gran grupo. Puede volver a llenar los estadios de todo el mundo.
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